domingo, 16 de agosto de 2009

Las crónicas de René Goscinny y la temeridad de un joven editor


“…hay que hacer justicia al coraje de Glonk, hombre de las cavernas de profesión, que formuló en su pequeño cráneo puntiagudo la siguiente proposición:
“En árbol, pequeña fruta. Pequeña fruta, roja, bonita. Capaz buena para comer también. Yo, probar.”
“Glonk la probó, y eso tuvo su mérito, puesto que tan solo el día anterior, su colega Gazunk había intentado averiguar si la cicuta mejoraba el gusto de la ensalada niçoise.
Sin Glonk, sin su espíritu de aventura, sin su temeridad loca, la torta de cerezas nunca hubiera sido lo que es hoy día…”

Parafraseando este párrafo de uno de los cuentos de René Goscinny reunidos en “Del Panteón a Buenos Aires”, podríamos decir que sin el espíritu de aventura, sin la temeridad loca de Leopoldo Kulesz, editor de Libros del Zorzal, nunca hubiéramos degustado esta faceta poco conocida en la Argentina, del famoso dibujante y guionista de Asterix, que viviera en Buenos Aires entre 1928 y 1945, falleciendo en su París natal en 1977 a la edad de 51 años.

“Del Panteón a Buenos Aires – Crónicas ilustradas”, que acaba de publicar Leopoldo Kulesz en el marco del Programa de ayuda a la Publicación Victoria Ocampo, recibiendo el apoyo del Ministère des Affaires Etrangères y del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en la Argentina.

La aparición de estas crónicas humorísticas –dieciséis en total- traducidas por primera vez al español por Laura Fólica, coincidiendo con el 50º aniversario de la aparición de Asterix y de El pequeño Nicolás (que Goscinny creara junto a Jean-Jacques Sempé), tiene mucho que ver con el comienzo del placer de la lectura a partir de Asterix por parte del editor, experto en desafiar crisis económico-sociales a las que los argentinos nos estamos acostumbrando tanto. Por ello, propone: “Tal como ocurrió en Argentina en 2002, hoy las perspectivas son sombrías, no sólo para nuestro país sino también para el mundo todo. Es probable que como resultado de la enorme depredación llevada a acabo durante los últimos años quede menos espacio para el deleite. Por eso, más que nunca, ¡espero que disfrute de este libro, por Tutatis!”

Y en verdad se lo disfruta; obviamente, no voy a transcribir aquí el contenido, pero sí quiero llamar la atención sobre algunos párrafos extraídos del mismo, que pueden dar una idea aproximada de lo que es Goscinny escribiendo crónicas:
“El 14 de agosto de 1926, mi hermano mayor dejó de ser hijo único. Nunca me lo perdonó. Nací en el distrito V de París, no muy lejos del Panteón, ¡súper práctico! “A los Grandes Hombres, la Patria agradecida”, es poco frecuente que se lo digan a uno ya desde el nacimiento…”

“…al poner los pies sobre el suelo de Estados Unidos, comencé a preguntarme qué hacía allí. Como los estadounidenses se hacían la misma pregunta…”

“…Creo que mi drama es que nunca logré estar solo, sin amigos, sin un peso. Cuando estoy solo y sin amigos, tengo pesos, y cuando doy mis pesos, me hago amigos y ya no estoy más solo…”

“…Ardor, que ha sido violada repetidas veces, y con frecuencia contra su voluntad…”

“…me genera complejos porque a mí siempre me han comprendido; soy una víctima del problema de la comunicabilidad…”

El libro, ilustrado con dibujos de Cabu, Zep, Druillet, Lauzier, Mezières, Juilliard, Tibet, Margerin, Barral, Mourier, Cestac, Tebo, Bertrand, Achdé y Boucq, también reproduce fotos de René Goscinny desde su infancia hasta sus últimos años, cedidas por su hija Anne.

Creo que la mayoría de los visitantes de este Blog no querrán perderse este libro de alguien cuyo pensamiento fuera: “Alguien que no hace reír más que a sí mismo o bien es un imbécil, o bien un precursor. Alguien que hace reír a un pequeño grupo es un señor agradable para tener como invitado. Alguien que tiene la suerte de hacer reír a mucha gente es un profesional, ¿y puede haber acaso profesión más agradable?”

(Siulnas)

2 comentarios:

Felipe R. Avila dijo...

Compré el libro en cuanto salió y es verdaderamente encantador.No se si es lo mejor de René, quizás prefiera sus "Cuentos del Pequeño Nicolás". Pero es muy agradable leer esos pequeños relatos sobre distintos tipos sociales y sobre lo que se le ocurría en ese momento.No olvidemos que son crónica recatadas de antiguas publicaciones sobre temas muy específicos.Igualmente él siempre se las arreglaba para brillar.
Felicitaciones Maestro Siulnas por el comentaruio de este pequeño y Gran libro!
Felipe r. Avila

Siulnas dijo...

Amigo Avila:
Celebro que comparta mi punto de vista sobre este "pequeño gran libro", como usted dice.
Es imposible dejar de comentarlo cuando uno lo lee. Como usted también dice: Goscinny siempre se las arreglaba para brillar.
Siulnas