viernes, 2 de octubre de 2009

ARGENTINA: 1810 – 2010 / 200 Años de Cultura, Identidad y Ciudadanía



Epígrafes: 1, Los autores junto a Aldo Ferrer; 2 (arriba a la derecha): Tapa del libro presentado; 3 (centro): El doctor Ferrer refiriéndose a la obra; 4, El tanguero conjunto Bardos Cadeneros en plena actuación.



Algunos visitantes de este Blog se preguntarán qué tiene que ver este libro presentado por el Foro Argentino de Cultura Urbana el pasado martes 29 de setiembre en el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, con el humor y la historieta y mi tarea como historiador del humor.
No lo he analizado y no sé si tiene algo que ver con este Blog. Pero sí tiene mucho que ver con el mismo, uno de los autores del libro en cuestión, Natalio Pedro Etchegaray, Escribano General de Gobierno desde abril de 1984 y entre otras cosas, miembro de las Academias Nacional del Tango, Nacional del Notariado y Porteña del Lunfardo. Porque cada vez que me reúno en esta última Institución con este cofrade, surge el tema del humor y la historieta, de la que Etchegaray es un apasionado, y en nuestras conversaciones desfilan Sarrasqueta, Viruta y Chicharrón, El ladrón Timoteo y el pesquisa Doroteo, El negro Raúl, Don Pancho Talero, Jimmy y su pupilo, La familia de Don Sofanor, Panitruco, Don Fermín, Manolo Quaranta, Julián de Montepío, Patoruzú, Rulito el gato atorrante, Ramona, El pecoso y su pandilla, Blanca Nieve y Pio Pio, Las desventuras de Maneco, El Nuevo Rico, Payuca cabo conscripto, Paragüita el inventor del trabajo, El marqués de Puerto Nuevo, La Pluma Cucharita, Don Fulgencio, Don Nicola, El Otro Yo del Dr. Merengue, Tric y Trake, Pepe el pistolero, Don Yacumín, La familia Narigueta, Tóxico y Biberón, Linyerio, Marmolín, Floripondio un honrado ladrón… y un largo etcétera generalmente interrumpido cuando el presidente José Gobello hace sonar la campanilla que anuncia el comienzo de la sesión.
De todos modos, no está demás que humoristas e interesados en el humor lean este libro porque el humor y la Historia Argentina siempre han estado ligados, directa o indirectamente, aún cuando era vedada la presencia del primero.



En una acogedora reunión organizada por el Foro Argentino de Cultura Urbana, que culminó con la actuación del conjunto Bardos Cadeneros con el cantor Hernán Lucero, efectuada en el Salón Gervasio A. Posadas del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, fue presentado el libro “Argentina: 1810 – 2010 / 200 Años de Cultura, Identidad y Ciudadanía”, de Roberto L. Martinez, Alejandro Molinari y Natalio P. Etchegaray, al que se refirió con su brillantez habitual, el doctor Aldo Ferrer.
La obra analiza cómo se ha ido gestando la cultura, la identidad y la ciudadanía en “un proceso que lleva mucho más de dos siglos ya que debe tenerse en cuenta que los conquistadores españoles no llegaron a un espacio vacío cuando arribaron a estos territorios y que desde el mismo momento que pusieron un pie en América, ellos mismos comenzaron a formar parte de este largo proceso de formación de una nueva nación”.
Analiza seguidamente, los “dos momentos centrales en ese proceso de construcción de cultura, identidad y ciudadanía”, precisando que “el primero de ellos será la llegada de los conquistadores españoles a finales del siglo XVI y el segundo tiene que ver con la llegada masiva de inmigrantes de diverso origen, que se producirá a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que transformará sustancialmente la estructura social de nuestro país”. Se recuerda que “Aldo Ferrer manifiesta que nuestro país ha sido capaz de construir una gran cultura reconocida por el resto del mundo, pero que ha tenido dificultades para formar un gran país, a la altura de sus posibilidades, por la cantidad de recursos en un territorio inmenso, el octavo espacio nacional de mayor tamaño en el mundo”.
Hay en el libro afirmaciones con las que no se puede dejar de coincidir, como cuando señala que “no es razonable pensar que solamente con la recuperación de la democracia “se come, se cura y se educa”; hace falta –enfatiza- construir un país para llegar a ese objetivo. Lo que sí tenemos totalmente claro, y no por consideraciones teóricas sino por la amarga experiencia vivida, que sin la democracia no se come, no se cura y no se educa”.
Aunque lo de “200 Años de Cultura. Identidad y Ciudadanía” pueda llevar a pensar en un primer momento en un proyecto aventurado, a medida que se avanza en la lectura de las 504 páginas del libro, se van comprobando los frutos de una dedicación extrema por parte de sus autores: Cultura e Identidad, Concepto de cultura, las culturas americanas, la América indígena, las civilizaciones andinas, los incas, los pobladores de nuestro territorio, la construcción de la ciudadanía, la llegada de los españoles, las instituciones coloniales en América, la transferencia cultural, el origen del gaucho, nada se deja de lado en este análisis histórico.
Y el capítulo dedicado a la era de la Revolución comienza, justicieramente con palabras de Mariano Moreno: “…podemos afirmar que el gobierno antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento; pero como la naturaleza nos había criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas, limpiando el terreno de la hoja de tanto mandón inerte e ignorante que no brillaban sino por los galones con que el ángel tutelar había cubierto sus vicios y miserias.”
La Junta Grande, con el avance de Saavedra sobre el punto de vista de Moreno; el nacimiento del Primer Triunvirato, el Segundo Triunvirato y la Asamblea del año 13; Artigas y el nacimiento del federalismo; la Independencia; la Constitución de 1819 y la de 1826; el fusilamiento de Dorrego… En un sentido es como reaprender la Historia Argentina, permitiendo acaso, entenderla por primera vez. De lo que dijeron sus protagonistas, sin duda los autores del libro, eligieron muy bien las frases; como la de los “Escritos tardíos” de Juan Bautista Alberdi, que encabeza el capítulo sobre la Argentina Constitucional: “Se debe establecer como teorema: toda postergación de la Constitución es un crimen de lesa patria: una traición a la República. Con caudillos, con unitarios, con federales y con cuanto contiene y forma la desgraciada República, se debe proceder a su organización, sin excluir ni aún a los malos, porque también forman parte de la familia. Si establecéis la exclusión de ellos, la establecéis para todos, incluso para vosotros. Toda exclusión es división y anarquía.”
El gobierno de Yrigoyen, su representatividad; la argentinidad del tango; el golpe de 1930 y sus verdaderas causas; el golpe del 4 de junio de 1943 y el 17 de octubre de 1945; la etapa peronista; la intervención militar y las democracias limitadas; el terrorismo de Estado…
En el final, los autores, refiriéndose a las elecciones del 28 de octubre de 2007, destacan como dato singular, que “las dos fòrmulas más votadas estaban encabezadas por mujeres, algo totalmente inédito en la historia y absolutamente imposible de pensar unos pocos años antes”.
Y pensando en el Camino al Bicentenario remarcan lo que ha sido uno de los grandes fundamentos de este libro que nadie debería dejar de leer: “Para tratar de cerrar esa brecha entre el país posible, de inmensa potencialidad, y el real, castigado por la pobreza y la desigualdad, es necesario llevar adelante un proyecto nacional que tenga en cuenta el contexto internacional, los recursos humanos y económicos con que contamos y de ese modo, concluir con la tarea de construir una democracia estable que permita la participación de todos los ciudadanos en las cuestiones públicas.”
Y agregan:
“En ese camino debemos saber que es mucho lo que resta por hacer y algunos indicadores de la realidad argentina sirven para demarcar la senda a recorrer en la búsqueda de un país que brinde igualdad de oportunidades a todos sus habitantes. Un camino que seguramente estará fuertemente condicionado por una crisis económica internacional, que aparece como la más profunda desde la caída de la Bolsa de Nueva York en 1929.”
El país posible y el que realmente tenemos; esto es, en síntesis, lo que plantean Martínez, Molinari y Etchegaray con tanto conocimiento de causa, como patriotismo.
Impreso en los Talleres Gráficos “La Reconquista”, el diseño gráfico y tapa de este libro estuvo a cargo de Alejandro Molinari, correspondiendo la foto de tapa a Amalia Leto, ocupándose de la corrección ortográfica, Nora Lodeiro.
Oscar Vázquez Lucio

1 comentario:

Siulnas dijo...

A los visitantes de este blog, que saben inglés, Siulnas les aclara que este comentario es una publicidad pirata que ha aprovechado el escaso dominio que tiene del idioma inglés el titular de este blog.