Lo dijo un “extraterrestre” hace más de 70 años
La sección, publicada en la entonces popularísima revista
“Patoruzú”, se titulaba “Impresiones de un Marciano en Buenos Aires”, y
supuestamente estaba a cargo de Antenor, un extraterrestre que había aterrizado
en la Capital Federal
argentina y enviaba mensajes a su planeta.
Muchos años después conocí a Carlos Raffo, el extraordinario
periodista y humorista que se escudaba tras el seudónimo de Antenor, y hasta
tuve el privilegio de contar con sus “impresiones marcianas” en mi revista
“Humorón”, cuando accedió a reflotar el personaje a mi pedido.
¿Pero Antenor era simplemente un personaje? ¿Carlos Raffo
era simplemente un terráqueo? Hoy, que está tan justificadamente cuestionada la Justicia, vale la pena
detenerse en lo que Raffo opinaba por aquellos años, a través de su inefable
personaje, antecesor lejano de E.T.
“Los terráqueos tienen leyes por millares –comunicaba
Antenor a su imaginario destinatario-. Nosotros sabemos que las normas
esenciales de la vida son las que rigen el universo entero. Y son claras,
precisas y terminantes. No caben dos interpretaciones. Los terráqueos las
ignoran y para su uso interno han inventado un sinfín de leyes. Pero son
inútiles, pues parten del principio de que ‘hecha la ley, hecha la trampa’.
“Tienen estos seres una ley fundamental a la que llaman
Constitución y a la que juran, solemnemente, hacer cumplir y respetar –prosigue
el Marciano-. Pero habrás de saber que, en materia de juramentos, aquí están
curados de espanto.
“Lo más curioso es que basta que se haga una ley para que
aparezcan un montón de interpretaciones. Y entonces vienen los líos, porque hay
terráqueos especializados en buscarle tres pies al gato y se arman unos
galimatías jurídicos que nadie entiende. Con decirte que hay bibliotecas con
volúmenes y volúmenes destinados a interpretar las leyes. ¿Qué les costaría a
los terráqueos hacer una ley como Dios manda? ¡Pues no, señor! Sostienen que
las leyes tienen letra y espíritu y, según convenga a cada uno, se aferran a la
letra o al espíritu. Me he dado cuenta de que, en el fondo, son un poquito
embrollones y lo hacen a propósito-“
Y sigue diciendo Raffo en su papel de “extraterrestre”:
“Los encargados de complicar cosas tan sencillas son los
abogados. El mismo Estado -¡figúrate tú qué contrasentido!- los prepara para
andar al tira y afloja con las leyes de la nación.
“Todavía hay contrasentidos mayores. Han establecido los
terráqueos que ningún ciudadano puede alegar ignorancia de la ley. ¡Y hay
decenas de millares de analfabetos! Imagínate. Si sabiendo leer y escribir es tan
difícil entender una ley… ¡cuánto más lo será para un analfabeto…!”
Más adelante reflexiona:
“Los terráqueos sostienen que la justicia es ciega. No veo
por qué ha de ser así, cuando debería estar con los ojos bien abiertos para no
incurrir en error. Ellos dicen que la justicia es ciega porque no mira a quien
favorece con su fallo. Esto debe ser un cuento chino. Para mí que esa buena
terráquea debe mirar por algún agujerito, pues por lo común sus fallos son
bastante parciales. Se citan casos estupendos.
“En cuanto a la balanza, jamás la fiscalizan y uno no sabe
si después de tantos siglos tiene el fiel desequilibrado. En cuanto a la
espada, carece de sentido. Allí todo se arregla con papel y tinta.”
Y concluye:
“Con tanta cantidad de leyes, con abogados que complican el
asunto más sencillo y con una justicia ciega, ya te podrás imaginar cómo andan
las cosas por este mundo. Agrégale el principio de que ‘hecha la ley, hecha la
trampa’ y llegarás a la conclusión de que los terráqueos son seres llenos de
picardía y que viven armándose pleitos por cualquier minucia. Algunos lo han
comprendido ya y afirman que es preferible un mal arreglo a un buen pleito.
“Si fueran evolucionados como nosotros… ¿Qué necesidad
tendrían de millares de leyes? Llevarían dentro de sí el principio de justicia
inminente. Ellos mismos serían, a la vez, balanza equilibrada y espada
justiciera.
“Pero esto es pedirle peras al olmo…·
Carlos Raffo falleció el 18 de enero de 1980; “su” Marciano
no alcanzaría a asombrarse con cautelares vitalicias; absolución de victimarios
en contraposición con condena de víctimas; investigaciones frenadas de delitos
de lesa humanidad…
En fin, es de esperar que el avance de la reforma judicial,
para que efectivamente exista una justicia igual para todos (proclamación que
no entendemos en boca de quienes pretenden que todo siga como está) no sea
“pedirle peras al olmo…”
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