Para la mayoría, León Benarós ha sido abogado, historiador, poeta,
ensayista, autor de letras de canciones folklóricas como “La Tempranera”,
periodista, coleccionista incansable de cosas pintorescas, papeles y hechos del
pasado, además de jurado en programas televisivos como el de Odol, y Académico
Fundador de la Academia Porteña
del Lunfardo… ¿Cuántos lo asocian con Doña Prudencia Morales, con Furibundo
Hepático, con Pero Perez de Veras y Castillejo, con Enrique Dávalos y con
Ernesto Segovia, o con el “Viruta” que allá por 1939 usaba como seudónimo en
Radio El Mundo, compartiendo con Abel Santa Cruz y Antonio De Ninno los
libretos de Papirola Focanegra?
En el periodismo gráfico también compartió los personajes, pero por
otra razón: ha sido un “papá” que no dibujaba a sus personajes, así que estos
necesitaban un segundo “papá” que les diera forma gráfica: al Infra-Man lo
dibujó Alberto Del Castillo; Amapola y Don Solazo fueron dibujados por Jorge
Elena: Locomóbile lo dibujó Vidal Dávila; Torito lo dibujó Julio Silva; Aga
Pupah lo dibujó Malar; Charabón, Famulato y Vista Brava fueron dibujados
respectivamente por Gordon, Juliano y Daloisio… Todos, Benarós los creó para su
propia revista humorística que apareció el 4 de noviembre de 1948, y tituló
“Medio Litro”.
¿Por qué “Medio Litro”? Benarós lo explicó así: “Porque ha de ser así:
limpia y transparente, espumosa y refrescante, picantita apenas (para gusto de
la gente crecida) y sin embargo inocente y buena para que también pueda
saborearla la gente menuda.
“Nada más grato, más descansado, más familiar, que el tradicional medio
litro porteño para contemplar, de buena gana y con una sonrisa, la cabalgata de
la vida.
“Y para eso venimos: para su descanso, para su recreo, para su
optimismo.
“Para eso y por eso, MEDIO LITRO.
“¡Salud!”
Para entonces Benarós era ya casi un veterano en las revistas
humorísticas: como Pero Perez de Veras y Castillejo el 21 de noviembre de 1945,
había empezado a escribir en la revista “Don Fulgencio”, de Lino Palacio, sus
Memorias en el limbo, que eran nada más y nada menos que las memorias apócrifas
de Don Juan de Garay escritas en castellano antiguo, para hacer lo cual, no
basta obviamente con ser un buen humorista.
Y en el semanario “Patoruzú”, donde atendía “El mostrador del pulpero”
con el seudónimo Doña Prudencia Morales, era difícil no compartir las protestas
que vertía en su sección “Libro de Quejas”, que escribía con el muy sugestivo
seudónimo Furibundo Hepático: “Aprovechado señor: ¡No, jovencito! ¡No doy un
centavo para esa colecta que usted organiza! ¡Me importa tres pepinos que se
case Pepe!... decía “a uno que hace colectas”. O “Penumbroso don: ¡A ver esa
luz, caballero! ¡Menos impacientarse! ¡Quiero sentarme, ubicarme, acomodarme!
¡Usted se dice acomodador, don! ¡Pero no acomoda nada! ¡Usted deja a la gente
en el cine entregada a la oscuridad más fosca, a la negrura más desorientadora,
al más infame desconcierto!...” reclamaba “a un acomodador que alumbra poco”. Y
su queja se acrecentaba ante “un ciclista que atropella a todo el mundo”:
“inconsciente joven: ¿Usted qué se cree? ¿Qué la calle es suya? ¡Basta! ¡Se
acabó! ¡Despeje! ¡Volatilícese! ¡Hágase humo! ¡Es demasiado! ¡Usted sale de
cualquier parte, caballero! ¡Es imposible cruzar la calle tranquilo, andar dos
metros por el asfalto, sortear un automóvil, tomar el subterráneo con apuro! ¡Usted
es un fantasma del tránsito. Joven!...”
Pero la verdadera iniciación como humorista de León Benarós data de “su
época de estudiante pobre”. Un día le envió una carta con muestras humorísticas
a Abel Santa Cruz, pidiéndole una oportunidad como libretista, y algún tiempo
después, el prolífico autor de tantos éxitos radiales, lo citó en “Bocanegra”,
proponiéndole la presentación de un proyecto para el programa que auspiciaría
aceite “Unico” por Radio El Mundo; así surgió Papirola Focanegra, que escribieron
en colaboración Santa Cruz, De Ninno y Benarós –quienes firmaron
respectivamente Chanfle, Gorrión y Viruta -, con la actuación de Margarita
Padín, y Juan Carlos Thorry como partenaire.
El “estudiante pobre” que quería recibirse de abogado, percibía por
liquidación 133 nacionales –suma que entonces se consideraba respetable, pero
el ritmo de trabajo amenazaba la continuidad de su carrera y optó por retirarse
de la radio, aunque no del humor, que reanudó después a través de las revistas.
Últimamente, en su
condición de Académico Emérito de la Academia Porteña
del Lunfardo, siguió concurriendo a las sesiones hasta hace algún tiempo;
después tuvo que permanecer forzosamente en su casa, evocando días mejores con Doña
Prudencia Morales, Furibundo Hepático, Pero Perez de Veras y Castillejo,
Enrique Dávalos, Ernesto Segovia, y “Viruta”, junto a quienes partió este
sábado 25 de agosto, a los 97 años de edad…
Oscar Vázquez Lucio (Siulnas)
1 comentario:
Agradezco conocer esta historia de León Benarós en su tarea de salir adelante, ya que el prolífico poeta necesitaba un sustento material para vivir y la poesía no da ingresos económicos.Siempre tuvo buen humor y fue muy creativo. Esta faceta de su trabajo es poco conocida y felicito a SIULNAS por esta documentación.
Livia Felce
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