domingo, 30 de noviembre de 2008

Manuel Alejandro Martínez Parma



Ilustraciones: Arriba: Cuadro de la historieta Alelí, publicada en "Figuritas", con el personaje central escribiendo en las paredes. Abajo: Autocaricatura de Martínez Parma, realizada en 1935; Martìnez Parma con sus colegas Alfredo Ferroni y Hèctor L. Torino en una reunión efectuada en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro.


El 4 de noviembre de 1935, el diario “La Razón” presentaba la nueva historieta titulada “Cosas de negros”, haciendo estas reflexiones:

“…En esta historieta negra hay, sin embargo, una ingenuidad blanca. Una ingenuidad traviesa, de purrete diablo, hecho a ratas colegiales y a guerrillas y ‘fobal’ de baldío, una ingenuidad que nos quiebra de pronto el gesto preocupado en una carcajada incontenible. Y ese es, también, el espíritu de su joven creador, alegre, de una alegría de recreo, de escuela, limpia y ruidosa…”

El autor de esa historieta era Manuel Alejandro Martínez Parma, quien dejó este mundo el 28 de noviembre de 1982 pr;oximo a cumplir 73 años, y uno de los personajes dfe esa flamante historieta de “La Razón”,. Era Alelí, un simpático negrito que protagonizó su propia historieta en la revista “Figuritas”, a partir de 1938. El y su autor recordaron sistemáticamente a los pequeños lectores –y a los no tan pequeños, ya que “Figuritas” era una de las principales fuentes de consulta de quienes se dedicaban a la docencia– nuestros derechos sobre las Islas Malvinas.

Así como otros personajes infantiles de historieta escribían en las paredes “viva Boca” o “River campeón”, Alelí escribía “Las Malvinas son argentinas”; y cuando el personaje no tomaba la iniciativa, el mismo Martínez Parma se encargaba de que apareciera un cartel con la frase, en alguno de los cuadros de la historieta.

Tres meses antes de morir, l mismo dibujante había recordado su iniciativa ante un grupo de colegas con los que se reunió por última vez en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro. Prudentemente, no opinó sobre la oportunidad ni la forma en que se había actuado pocos meses antes; se sentimiento –manifestado ya cuatro décadas atrás– estaba más allá de las especulaciones de todo tipo, más allá de una simple frase para popularizar una historieta o despertar simpatías hacia ella,

Humor y patriotismo

En Martínez Parma fluctuaba oermanente su sentido del humor y su sentimiento patriótico, pero no el que se utiliza a menudo con fines demagógicos, sino el auténtico, el que surge junto con su humor, en cartas personales como una que desde Villa Gesell –donde solía pasar largas temporadas–, le hiciera llegar en noviembre de 1980 a quien fuera primero su admirador, luego su discípulo y finalmente su amigo, el dibujante Gerardo Canelo. Los dos párrafos que se transcriben a continuación confirman por sí solos lo antedicho:

“…De tanto en tanto me siento atento a orillas del Atlántico mirando las olas para ver si aparece flotando alguna botella arrojada por algún naúfrago con su mensaje pidiendo auxilio o con su dirección para que lo vayan a censar. Otras veces también me siento a orillas del Atlántico pero en otro lugar más alto para mirar más lejos, al horizonte, hacia el este, esperando, esperando y miro a lo lejos, siempre al este, miro y espero, espero y miro, miro y espero que los ingleses nos devuelvan las Malvinas…”

El educador

Martínez Parma procedía como un verdadero educador, y a la vez que humorista y afichista, era un ilustrador volcado con ahinco a las ilustraciones didácticas que se conocieran entre otras, a través de la ya mencionada “Figuritas”, “Billiken”, “La Obra” y “Anteojito”.

Otro Martínez –Leandro Martinez Andrade– recordaba haberlo conocido en la primera de las revistas nombradas, con sus 17 años esperanzados y una tapa en colores bajo el brazo, se encontró en aquellas oficinas de Avenida de Mayo al 500 ante “un señor simpático de rostro amable y sonrosado” que instantes después le anunciaba que su trabajo había sido aprobado por el director. Y a partir de ese momento, Martínez Andrade también lo recordó como un maestro, trayendo a colación una oportunidad en que al llevar otra tapa donde “un pibe lindo” se mostraba disgustado porque le había tocado una maestra fea, en tanto “un pide fulero” tenía una maestra linda, Martínez Parma se la devolvió diciéndole:

–No, esto no va… recordalo, las maestras son siempre lindas y buenas”.

Lo auténtico

Alguna vez, analizando el posible apoyo que la historieta cómica brindaba al educador, concluí que para determinarlo debemos establecer cuál es la relavción del niño con el personaje humorístico, señalando que en principio, esa relación es más familiar que con el personaje de historieta seria, ya que generalmente, este último es admiado por el niño como un ídolo al que aspira imitar; en cambio, al personaje de historieta cómica lo considera como a un igual, con sus mismos defectos, sus mismas debilidades, y sus mismos temores.

Los chicos der las historietas de Martínez Parma eran chicos desgreñados, deambulantes, que no tenían plata ni para ir a la calesita, entreteniéndose en escribir en las paredes; y cuando un chico escribe en las paredes, escribe lo que siente llegando su mensaje a otros chicos como ;el. Que también lo sienten como algo auténtico, mucho más auténtico que la frase recitada sistemáticamente en horarios de clase o impresa en libros que a menudo se tornan antipáticos porque el no aprenderse sus lecturas de memoria es causal de más de un cero en el boletín de calificaciones.

El mensaje de esos chicos de historieta resultaba pues, tan auténtico como lo quería su creador, porque Manuel Parma (como abreviaba a veces su firma) volcaba todo su apasionamiento en cuanto hacía, y ese apasionamiento se traducía en ;exitos sorprendentes, como cuando en 1944, entre 372 participantes, obtuvo simultáneamente, el primero y segundo premio del concurso de afiches de Defensa Antiaérea.

En otra oportunidad, la editorial Della Penna –en la cual el dibujante era colaborador y amigo– realizó un concurso entre los escultores del momento para la realización de un busto del fundador de la editorial, ya desaparecido. Se premió un trabajo y se realizó el busto, pero familiares y directivos de la empresa no estaban satisfechos con el parecido; enterado de ello Martínez Para, decidió por su cuenta, hacer otro busto en el que ahora sí se había logrado un parecido extraordinario, demostrando ser tan buen escultor como dibujante.

El artista y el librero

–Era múltiple… –reconoció Héctor L. Torino, quien en 1945, siendo director de una revista infantil, recibió de Martínez Parma más de 50 originales de historietas que su autor no se preocupó en ir a cobrar a pesar de que habían empezado a publicarse. Precisamente Torino, residente desde hacía años en la tradicional esquina porteña de San Juan y Boedo, recordó la librería que Parma tenía en San Juan al 3200:

–Parecía más un museo que la vidriera de una librería… En un extremo uno de sus tantos afiches premiados; junto con los cuadernos escolares, varias tapas de “Figuritas” de diversas épocas… Era una vidriera desordenada pero realmente atractiva, y me quedaba extasiado mirándola, lo mismo que a su dueño quien a través del cristal tenía la imagen de un anticuario; recorriendo esa vidriera con la mirada se tenía la sensación de desandar la vida de Martínez parma…”

Los últimos años

Ultimamente, ya jubilado, en su vieja casa de Colombres al mil quinientos, donde desde hacía un tioempo faltaba irremisiblemente la que fuera su compañera de tantros años, Laurita Droz (cuyo nombre él había llegado a usar como seudónimo para firmar el dibujo de figurines en un suplemento femenino del diario en que trabajaba), Martínez Parma conservaba intacto su sentimiento patriótico y ese gran sentido del humor que le impulsó a escribir la “Canción de los jubilados”, cuyas estrofas iniciales decían:

“Tengo un catarro en el pecho,

juanete y callos plantales;

para colmo de mis males,

me duele el codo derecho…”

Tal vez ese gran sentido del humor se haya enturbiado circunstancialmente por la frustración que sucedió a aquella euforia del 2 de abril de 1982 y días subsiguientes. De todos modos, algún día el negrito Alelí escribiendo “Las Malvinas son argentinas”, se convertirá en un símbolo nacional.

Y entonces, no se deberá olvidar el nombre de Manuel Alejandro Martínez Parma, un dibujante humorístico que inculcó un auténtico sentimiento patriótico a toda una generación, sin que corriera una gota de sangre; sólo tinta china para crear una verdadera concientización. Lástima que a la revista “Figuritas” no la leyeran todos los que debieron haberlo hecho. (Oscar Vázquez Lucio. Publicado en “Todo es Historia” en marzo de 1984.)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Dobal también es profeta en su tierra


Ilustraciones: Autocaricaturas de Dobal en 1953 y 1959; abajo: uno de los dibujos con que fue homenajeado recordando su constante mención en la tira de "Clarín" de las fechas de nuestra efemérides. Por último una vieja foto de 1953, cuando Haroldo, presente en esta reunión, trabajaba con Dobal, junto a Flores y Pereda


El viernes 14 de noviembre, la Asociación de Profesionales, Técnicos y Educadores lomenses, con la coordinación del difusor Marcelo Niño, del Museo Itinerante de Humoristas e Ilustradores en Argentina homenajeó al dibujante Felipe Miguel Angel Dobal, demostrando que por lo menos en Lomas de Zamora, no es cierto eso de que “nadie es profeta en su tierra”.

La reunión tuvo lugar en Pereyra Lucena 601 de esa localidad, y para que nadie pudiera excusarse por la lejura, un confortable micro aguardó entre las calles Lima y San Juan del porteño barrio de Constitución –a poca distancia del Museo de la Caricatura– nuestra recalada al lugar desde orígenes bonaerenses más distantes del sur. Allí estuvimos, entre otros, Sendra, Mordillo, Lawry, Yacaré, Gustavo Gonzalez, Ceo, Oswal, Haroldo, Beto Páez y unos cuantos otros con los que voy a tener problemas al no nombrarlos aquí debido a no recordar si nos encontramos directamente en el salón o en el vehículo. Pero fue realmente un placer reunirse con tantos colegas, y sobre todo, hacerlo con el exclusivo propósito de homenajear a otro colega! Fue maestro de ceremonia en la conducción del homenaje, quien desde hace 33 años, cuando organizó en los salones de YPF (cuando todavía esta sigla significaba Yacimientos Petrolíferos Fiscales) una exposición de humoristas veteranos, ha estado permanentemente al lado de los profesionales del humor: Julio Lagos, quien más de una vez ha ecoonocido que “alguna vez se ganó la vida haciendo dibujos”.

Quién es Felipe Miguel Angel Dobal

Tal vez estos datos sólo sean útiles a los más jóvenes, privados por una decisión empresarial desacertada, de su ya tradicional tira diaria en “Clarín”, pero no está demás repasar la trayectoria de este dibujante que viene aportando su gravia desde hace más de 60 años.

Nacido en Puan (Provincia de Buenos Aires), el 7 de enero de 1923, Felipe Miguel Angel Dobal se inició como dibujante en el diario “El Atlántico” de Bahía Blanca, decidiendo después tentar fortuna en Buenos Aires. Eso fue en 1945, y a juzgar por la cantidad de publicaciones en que ha colaborado desde entonces, la “corazonada” no le falló, posiblemente ayudado por la capacidad directiva de Lino Palacio, cuyo equipo de dibujantes integró convirtiéndose posteriormente en jefe del grupo, que integraban Haroldo, Pereda y Flores. El primero de los nombrados estuvo presente en el evento, lo que en cierta forma dio a la reunión el carácter de un “volver a vivir”, pero sobre todo, permitió poner en evidencia el buen recuerdo que conservan de Dobal quienes alguna vez trabajaron con él,

Además de adquirir una depurada técnica para la producción de tiras, Dobal tiene por entonces la posibilidad de colaborar en “Don Fulgencio”, revista dirigida por el mismo Lino Palacio, donde desarrolla su personaje Atomito y la sección Preguntas absurdas.

Ya embarcado en la producción de historietas propias, asume el compromiso de una tira diaria en “La Epoca” con Angelito, al que posteriormente llama Querubino; y crea a Tabaquino para “Pobre Diablo”.

Numeross publicaciones incluyen sus dibujos: “Popurrí”; “El Hogar”; “Damas y Damitas”; “Descamisada” –donde firma Elmi, lo mismo que en “Pica-Pica”–; “Caras y Caretas”; “Mundo Deportivo”; “Dinamita”; “Sucedió con la Farra”; “El Trencito”; “Ricuritas”, y el diario “El Laborista”.

Al aparecer “Avivato” en 1953, su labor se multiplica, lo que ha quedado testimoniado en un párrafo del número aniversario correspondiente al 10 de noviembre de 1954:

“…Si alguien exige otro parrafón aparte es Miguel Angel Dobal –el hombre orquesta de AVIVATO– Su lápiz, como su espíritu, tiene una agilidad y un valor insuperable. Además de la gran calidad de su historieta ‘Don Belindo’, son numerosas las expresiones de su ductilidad extraordinaria: desde las ilustraciones de las ‘Radiografías Porteñas’ a ‘Tres enfoques’ y sus numerosas escenas de los episodios de ‘Avivatita’, ‘Joe Vivacho’ y ‘Pepe el Ronco’, amén de chistes y secciones de distinta índole…”

Posteriormente, Dobal comienza a realizar diariamente para “La Razón” la tira “Dramas clasificados” sumando más adelante “El detalle que faltaba”, a la vez que se ocupa del tema de actualidad en “Clarín” –diario en el que después seguirá haciendo De la crónica diaria–.

En un reportaje que “Satiricón” le hiciera a Alvaro Alsogaray en 1975, el político mencionó especialmente a este dibujante, señalando:

Siempre recuerdo cuando Dobal pintaba “el invierno de Alsogaray” con estalactitas…

Dobal es asimismo, un buen intérprete del campo argentino, como lo ha demostrado a través de un almanaque que con láminas inspiradas en versos del “Martín Fierro”, se publicó en la revista “Acaecer” en 1978 con propaganda del Banco Cooperativo Agrario Argentino..

Entre sus trabajos publicitarios también cabe mencionar “Casimirada”, para Rocha Casimires, en 1958. (siulnas)

jueves, 6 de noviembre de 2008

Un día como el…



4 de noviembre, hace 73 años: El vespertino “La Razón” comenzaba a publicar una página de historietas nacionales. A toda página fueron presentados simultáneamente con sus trabajos, cuatro dibujantes: Raúl Valencia (con temas unitarios); Fantasio (con el personaje Tancredo); Manuel Alejandro Martinez Parma (con Cosas de Negros –origen de su personaje Alelí–), y Manuel Kantor (con el personaje Casifrundo). Con el correr de los números las características gráficas de esa página se fueron modificando y las historietas fueron publicadas en forma de tira incorporando otros personajes. Durante muchos años “La Razón” se caracterizó por esa página, que a partir de 1938 fue ubicada definitivamente en la parte final del diario.

5 de noviembre, hace 51 años: Se inauguraba el primer Salón de la Historieta. Organizado por la Asociación de Dibujantes de la Argentina, el mismo se llevó a cabo en Buenos Aires, en la Casa de Mendoza.

9 de noviembre, hace 91 años: Se estrenaba “El Apóstol”, primera película de dibujos animados de largometraje en el mundo. Exhibida en el Cine Select Suipacha, había sido realizada por Quirino Cristiani, siendo el personaje central el entonces Presidente de la República Argentina, Hipólito Yrigoyen.

16 de noviembre, hace 64 años: Aparecía la revista “Rico Tipo”. Editada por el dibujante José Antonio Guillermo Divito cuando éste se hallaba en su apogeo por la popularidad alcanzada por sus curvilíneas “chicas” y algunos de sus personajes, fue el boom de la década del 40, compitiendo semanalmente con la ya impuesta “Patoruzú” (cuyo staff había integrado hasta algunos meses antes), con una tirada de alrededor de 250.000 ejemplares por edición. “Rico Tipo” dejó de aparecer en 1973, cuatro años después de la trágica muerte de su creador y su título fue reflotado por algún tiempo a partir de agosto de 1978.

16 de noviembre, hace 49 años: Fallecía Florencio Molina Campos. Pintor y humorista documentó con ingenio y gracia la evolución de las costumbres camperas, realizando por espacio de 12 años, a partir de 1930, los Almanaques de Fábrica Argentina de Alpargatas. En 1941 fue contratado como asesor de Walt Disney para una serie de dibujos animados ambientados en la pampa argentina. Desde 1982 sus obras integran un Museo que lleva su nombre en la localidad bonaerense de Moreno.

18 de noviembre, hace 80 años: El ratón Mickey protagonizaba su primer cortometraje. Tal protagonismo en “Steamboat Willie” determinó a los biógrafos a dar dicha fecha como la de su nacimiento, pero la aparición previa del ratón cuando aún su personalidad no estaba totalmente definida, ha originado controversias en tal sentido.

19 de noviembre, hace 67 años: Aparecía la revista “Cascabel”. Fundada por el publicista Jorge Piacentini, este semanario marcó una modalidad distinta en el humor argentino, caracterizándose entre otras cosas –además de su humor aliadófilo durante la segunda guerra mundial–, por una diagramación sumamente creativa y la cabida en sus páginas de los estilos de dibujo más modernos de la época, atrevimiento que por aquellos años no encontraba eco a nivel eminentemente popular. En 1945 el semanario –ya bajo la dirección de Emilio Villalba Welsh y Alejandro Verbitzky– se volcó a la sátira política nacional, pero su posición crítica hacia quien triunfaría ampliamente en la elección presidencial de 1946, le trajo aparejada una serie de visicitudes que culminarían con la desaparición del semanario en el transcurso del año1947.

20 de noviembre, hace 66 años: Se estrenaba “Upa en apuros”. En el cine Ambassador, se conoció el primer y único mediometraje de dibujos animados del Sindicato Dante Quinterno, protagonizado por Patoruzú, Upa y el “villano” Juaniyo.

24 de noviembre, hace 61 años: Dibujantes argentinos realizaron la primera muestra en el exterior. Una exposición de dibujos argentinos en Chile –la primera de esta índole en el exterior– se realizó con la concurrencia al país trasandino de una delegación compuesta por los dibujantes Florencio Molina Campos, Rodolfo Claro, Germán Loperena Vernet, Saverio Lotito, Pedro Olmos, Juan Gálvez Elorza (Fantasio) –chileno, pero radicado en Buenos Aires desde 1933–, y Alejandro Sirio. La idea de realizar esta exposición se debió a otro dibujante chileno también radicado en Buenos Aires: el ilustrador y retratista Raúl Manteola.(siulnas)