sábado, 18 de octubre de 2008

En el Día de la Madre


Hace ya unos cuantos años que el dibujo original de Jerry Marcus dedicado por su autor, que encabeza este artículo, testimonia en mi estudio, el reconocimiento de este dibujante a mi valoración de su personaje Trudy, criterio que sigo sustentando y me lleva a adherir a este nuevo Día de la Madre, reproduciendo en este Blog –como ya lo hiciera en octubre de 1977 (entonces en mi revista “Humorón”)- el homenaje de Marcus a las madres –la historieta que aparece en segundo término-, un hermoso aporte del humor a una fecha tan significativa. Desde este Blog repito con Jerry Marcus: FELIZ DIA DE LA MADRE.

viernes, 17 de octubre de 2008

Patoruzú y las mujeres



Entre las críticas hechas por algunos analistas y semiólogos a Patoruzú, no es la menos importante la de haberle endilgado falta de interés por las mujeres, juicio que requiere un análisis más exhaustivo del personaje en toda su trayectoria, ya que puede cuestionarse su manera de abordar al otro sexo, pero no poner en tela de juicio su interés en el mismo, que ya se pondría de manifiesto en la época en que acompañaba a Juliàn de Monte Pío, cuando este era aún el “titular” de la tira publicada en “La Razón”. En esa época, un día en que en uno de los círculos sociales frecuentados por Julián se realiza una fiesta consistente en la simulación de enlace de varias parejas, y éste no ha tenido mejor idea que alquilarle un frac a Patoruzú, llevándolo a la fiesta para hacerlo participar del juego, cuando termina la falsa ceremonia, Patoruzú propone muy entusiasmado a su ocasional compañera:

¡Güeno, chei, mujercita! Ahura que nos han enyuntao, nos vamo a vivir solitos, ¿eh?…

En vano la chica trata de recordarle que se trata simplemente de un juego, pues el indio la alza en brazos y huye con ella diciendo:

¡Yo me la yevo, qué canejo! ¡Eya es mi mujercita!

Años después conoce a Carmencita, cuyo padre le había dejado al morir una verdadera fortuna que administra para provecho personal el tutor finalmente desenmascarado por el indio, quien se enamora de la chica que por su parte, entiende que como mujer sólo puede agradecer todo lo que el indio ha hecho por ella, casándose con él. Pero Patoruzú descubre que en realidad ella ama al novio de la infancia, y desde ese momento sólo piensa en suicidarse, aunque falla en todos sus intentos hasta que emprende una nueva aventura, y el desengaño amoroso queda atrás.

Respecto a la ingenua y hermosa Clorinda, recién llegada de la Patagonia hacia fines de 1939, Patoruzú –nuevamente impactado en su corazón– confesaría a Isidoro:

¿Sabís, padrino? ¡Estoy muy enamorao ’e Clorinda!… ¡Y algún día la via pedir en matrimonio!… ¿No lo habías notao?…

Ya en 1943, el propio Mandinga se propone hacerlo enamorar para después hundirlo en el dolor y la desilusión, valiéndose de Lola, una vedette fracasada dispuesta a salvarse casándose con un millonario ingenuo. Y si bien el alma de Patoruzú no renegará del bien yendo a los dominios de Satanás, como éste esperaba, queda en evidencia hasta qué punto podía enamorarse, a punto de concretarse la ceremonia, la vedette no puede rehuir la verdad y sale coorriendo mientras grita:

¡No! ¡No puedo seguir esta farsa! ¡Sólo quiero el dinero de Patoruzú! ¡No lo amo!

Y tan enamorado está el indio, que corre tras ella:

Si vos no me querís no te aflijas por eso, Lola –le propone en un desesperado intento de retenerla a su lado– ¡El amor que ió te tengo es tan grande que alcanza pa’ los dos!

Aún se podría seguir recordando mujeres en la vida de Patoruzú, entre ellas la falsa princesa “Patorita” y Azucena, tal vez la que más respondía al tipo de mujer ideal soñado por Patoruzú; pero ella también comprende que debe dejar al indio con su soltería?

¡Usted se debe a sus prójimos! –le dice en una carta de despedida– ¡No tengo derecho a absorver la mínima parte de su generosidad y su tiempo, Patoruzú!

Y ese es el punto de la supuesta falta de interés de Patoruzú en las mujeres, sobre lo que tanto se ha escrito criticando a este personaje, sin advertir que en realidad, las causas de la soltería de Patoruzú no difieren de las de otros héroes de historietas también embarcados por sus respectivos autores en aventuras incompatibles con la rígida vida de hogar a la manera de historietas como Blondie, de Chic Young, o Trudy, de Jerry Marcus.

lunes, 13 de octubre de 2008

Más sobre Patoruzú



Ilustraciones: Arriba: Por segunda vez Patoruzú se encuentra con un padrino. Esta vez sería Julián de Monte Pío, en el vespertino “La Razón”, el 27 de setiembre de 1930.

Abajo: Al pasar la historieta al diario “El Mundo”, el encuentro de Patoruzú con Isidoro es totalmente distinto al de las veces anteriores.

Y se nos viene el 18 de octubre! Una fecha como cualquiera, pero que signó hace 80 años el destino brillante de un dibujante a través de un personaje, que sin embargo permanecería encarpetado dos años más después de una presencia de apenas dos días.

Pero esta parte de la historia de Curugua-Curiguagüigua-Patoruzú, ya se las he comntado a los visitantes de este Blog: vamos ahora a seguir adelante con esta historia a partir de

EL RETORNO DE PATORUZU

Durante casi dos años, en “La Razón”, Julián de Monte Pío será el protagonista absoluto de la tira. Respecto a su idiosincracia, pueden ahorrarse muchas explicaciones puntualizando que el personaje es el mismo que a partir de 1935 reaparecerá con el nombre de Isidoro Cañones, a quien las últimas generaciones han conocido perfectamente a través de sus “Locuras”, publicadas mensualmente en forma de aventuras completas.

Pero el 27 de setiembre –que al igual que en la primera aparición de Patoruzú, cae de sábado– Quinterno reflota al indio, señalándose en la misma edición de “La Razón” en que reaparece el personaje:

“He aquí que, de la noche a la mañana, Julián se encuentra apadrinando a un indio del sur, por virtud de una curiosa herencia de un tío de nuestro héroe, el finado Rudecindo. El indio Patoruzú es el último vástago de la tribu de los tehuelches e hijo de un rico cacique de la Patagonia, quien, al morir, dejó al huérfano en las manos del tío Rudecindo. Este, a su vez, sintiéndose cadáver, envía a Buenos Aires al indio ingenuo y lleno de oro, bajo la tutela de Julián.”

La aparición inicial de Patoruzú en la tira de Julián de Monte Pío, no difiere de la que hiciera 23 meses antes; tampoco ha variado su entorno, aunque sí el sexo del avestruz, ya que el que lo acompaña esta vez se llama Lorenzo en vez de Carmela. También trae una bolsa llena de pepitas de oro, argumento por demás convincente para que Julián acepte de buen grado este padrinazgo que antes de no mucho tiempo determinará su eclipsamiento, originando que la tira cambie el título de Julián de Monte Pío por el de Patoruzú.

Claro que el éxito creciente de Patoruzú no determinó la desaparición de Julián, pero el protagonismo de éste quedará después supeditado a su papel de ladero del indio hasta el 20 de mayo de 1940, en que en la propia revista “Patoruzú” se le asignarán dos páginas, independientemente de las compartidas con su ahijado, pero para entonces ya hará rato que ha quedado atrás el primitivo nombre de Julián de Monte Pío.

EL TERCER NACIMIENTO

Patoruzú se afianza día a día en las páginas de “La Razón”, siendo elegido hasta para hacer en el mismo diario la publicidad de una gran tienda –Harrod’s–; sin embargo, sus grandes aventuras comenzarán a partir de su traslado a un tercer diario: “El Mundo”, cuyo director, Muzio Sáenz Peña, fuera quien había aconsejado a Quinterno cambiarle el nombre al indio. En este matutino es cuando Julián de Monte Pío se convierte en Isidoro Cañones, pero el cambio no termina allí; todo se renueva en esta tercera versión, incluyendo el comienzo de la relación entre padrino y ahijado, que surge esta vez, de una circunstancia más fortuita que en las anteriores ocasiones.

En efecto, Patoruzú, recién llegado a Buenos Aires, asiste a un circo regenteado por Isidoro y prueba sus fuerzas frente al número más promocionado del espectáculo: Juaniyo, el gitano invencible.

Las trompadas del indio ablandan de tal manera al gitano, que la atracción del circo se derrumba y así se lo hace saber Isidoro a Patoruzú:

–¡Este pequeño circo era mi medio de vida y el gitano mi principal atracción! ¡Estoy arruinado!

Al oír la confesión de Isidoro, la compañera del gitano se enfurece e increpa a Isidoro:

–¿No tiene plata, eh? ¡Ese mardito indio arruinó pa siempre a mi Juaniyo y usté nos quiere largar sin un duro!

Pero Patoruzú interviene y aplaca las iras de la gitana mediante la entrega de una generosa suma de dinero para indemnizarlos: en retribución, la mujer se ofrece a leer en su mano la buenaventura, y después de anunciarle miles de aventuras y constantes peligros, agrega:

Veo un hombre cuyo destino está unido al de usté y que guiará sus pasos: ese hombre es… ¡er señó Isidoro!

Esta versión será revalidada en noviembre de 1936, al reproducirse en el primer número de la revista humorística que lleva el nombre del popular indio.

El primer número de “Patoruzú” publicado en un inusual formato apaisado para aquel momento, está realizado casi íntegramente por Quinterno, quien de todos modos cuenta desde algún tiempo atrás, con la colaboración de su hermana Laura (cuyos trabajos firmados figuran con el seudónimo de Ada Lind). En 24 páginas se publican 30 tiras de la historieta tal como comenzó a publicarse en “El Mundo”, pero a partir del segundo número sufrirá una reestructuracion total con la inclusión de numerosos colaboradores.

LA TAREA EN EQUIPO

A partir de este momento, Quinterno entiende que su actuación “no merece ser destacada” (como me lo dijera al pedirle algunas precisiones, cuando investigaba para mi Historia del Humor gráfico y escrito en la Argentina, que aún tenía en preparación). Me dijo entonces:

Fue el resultado de la muy valiosa ayuda de mis colaboradores, que se identificaron plenamente a lo largo de toda la trayectoria recorrida y sin cuya colaboración, y contando sólo con mis medios, la misma no hubiera sido posible.

Acompañan al creador de Patoruzú en esta etapa decisiva, los dibujantes Tulio Lovato –ante cuya muerte en 1977 dirá Quinterno que la misma “significó la amputación del brazo y la pierna derechos de nuestra empresa”–, Jaime Romeu (su principal pasador a tinta), Toño Gallo, Roberto Bonetto, Julio Silva, Oscar Blotta (padre), Eduardo Ferro, Luis Destuet… Una lista que seguirá sumando nombres al cabo de más de cuatro décadas. (Siulnas. Parte de este artículo se publicó en el Suplemento de Oficio Gráfico en octubre de 1968.)

Próximos artículos sobre este tema:

· Patoruzú y las mujeres

· Patoruzú en dibujos animados

· El Libro de Oro

domingo, 5 de octubre de 2008

Mis dibujos infantiles



En las ilustraciones que encabezan este artículo pueden verse dos páginas de la historieta La Nena Croniquita, que sigo realizando actualmente en colaboración con la guionista y escritora Anamaría Blasetti, dos tapas de la revista infantil con el mismo personaje, y una página con dibujos de los chicos, en la que se aprecia el eco que Croniquita ha obtenido entre ellos.

Las siguientes ilustraciones corresponden a mi primera incursión en el dibujo infantil, a partir de 1956; corresponden a tapas de la revista "Mundo Infantil", a una página de la adaptación en historieta de Robinson Crusoe de Daniel De Foe, por Ramón Vázquez Escalante, y a una ilustración de El Barón de Münchhausen, de Gottfried Burger, en base a una adaptación de Betina Edelberg.


Consustanciado con la tarea emprendida por la gente de Banda Dibujada y otros grupos, impulsando la historieta infantil, quiero agregar algo al tema y me parece oportuno hacerlo en este Blog prestigiado por tantos visitantes especiales. De paso, haré un poco de historia, aunque en este caso sea puramente autobiográfica.

MI PASO POR LA EDITORIAL HAYNES

En 1956, después de diez años de cultivar un humor adulto para adultos (valga la redundancia), resolví poner a prueba mi capacidad para hacer dibujos infantiles. Siempre “me había llevado bien” con los chicos, y durante la exposición realizada en la Galería Picasso tres años antes, muchos de ellos preferían mis dibujos a los de otros colegas, criterio generalmente compartido por las madres, por ser aquellos dibujos, apuntes caricaturescos de los mismos chicos, en los que evitaba la posición del rostro que hubiera permitido resaltar los rasgos más predominantes (algo así como caricaturizar a Fidel Pintos de frente en vez de hacerlo de perfil aprovechando al máximo su nariz).

Es cierto que una ilustración infantil era una cosa distinta y por otra parte, yo pretendía seguir siendo fundamentalmente un dibujante humorístico. Pero últimamente había usado bastante el color, y mis dibujos más recientes, aunque humorísticos se ubicaban obviamente en una línea “rosa”, así que decidí hacer algunas tapas y proponerlas a la revista “Mundo Infantil”, que en ese momento estaba utilizando los servicios de varios de mis colegas, precisamente humoristas: Liotta, Camblor, Chacha (Sara Conti, hermana de Oski)…

Pensado el tema, hacía varios bocetos hasta lograr uno que me complaciera. Pese a la variedad de bocetos, la primera tapa resultó un asco (lo expreso así para que quienes me están leyendo comprendan mi estado de ánimo en ese momento. Por supuesto, por una elemental autocrítica, esa tapa no llegó al previsto destinatario).

Pero persistí y salió el original para tapa del “changuito” con el burro, el cual me abrió definitivamente las puertas de “Mundo Infantil”, al contar con la aprobación de su directora, Fryda Schultz de Mantovani, y Enrique Pezzoni, que como subdirector brindaba habitualmente su voto de confianza a las decisiones de la directora.

La vecindad de “Mundo Infantil” con “El Hogar” –ambas eran publicadas por Editorial Haynes en el hoy inexistente edificio de Río de Janeiro 300–, me llevó a proponerle también una tapa al director de la segunda publicación, el poeta Vicente Barbieri. Aquí el método de trabajo fue el mismo, pero lógicamente el dibujo tenía otra línea y pude aplicar nuevamente el principio del constructivismo y las formas geométricas que había abandonado en el dibujo humorístico.

La tapa había sido aprobada por Barbieri en la única entrevista que había tenido con él, pero transcurría el tiempo sin que se publicara, y la explicación que me daba el director de Arte era que había muchas tapas anteriores a la mía, lo cual no me resultaba demasiado convincente porque la mayoría de ellas llevaban la misma firma. Opté entonces por pedir una nueva entrevista con Vicente Barbieri, y ella dio resultado positivo, ya que al reclamar el director a sus asesores, se pudo determinar que la tapa se había “traspapelado”…

Tras esa accidentada colaboración publiqué algunas ilustraciones que me permitieron insistir en la línea con la que me reencontrara después de tanto tiempo. Sin embargo, la regularidad en la cantidad de colaboraciones sólo la logré en “Mundo Infantil”, y a ella me dediqué hasta 1957, haciendo tapas, ilustraciones e historietas, entre las que se cuenta una adaptación de Robinson Crusoe de Daniel De Foe, cuyo guión encomendé a mi tío Ramón Vázquez Escalante, quien alternaba el periodismo con la poesía y la linotipia.

Una de las características de la historieta fue la de presentar los cuadros muy decorados. Al principio, coloreaba directamente el original, pero el desfasaje en el registro de los distintos colores daba a los dibujos la apariencia de aquellas fotos tridimensionales para mirar con los anteojos especiales que tenían un vidrio rojo y el otro azul, así que empecé a indicar los colores en un papel transparente para que los aplicaran al dibujo directamente en las películas que hacían en taller.

Cuando concluyó Robinson Crusoe me pidieron que ilustrara El Barón de Munchhausen, y como el tema lo permitía y mis “monos realizados con un estilo personalísimo” (según definición de la revista “Dibujantes” a un lector que cuestionaba la presunta falta de academicismo de mis dibujos) estaban en su apogeo, aproveché a desarrollar un dibujo infantil más moderno y acorde con mis preferencias.

En esa época, por una tapa en “Mundo Infantil” me pagaban 300 pesos moneda nacional, suma que a mí me parecía –y era– insuficiente, teniendo en cuenta la dedicación que brindaba a cada original. Por eso, cuando fui a ofrecer mis dibujos a “Billiken” y los aceptaron, pensé que había llegado el momento de resarcirme; pero no sólo me encontré con que se pagaba en la misma proporción que en la revista de Editorial Haynes, sino que cuando fui a pedir el ejemplar en que aparecía mi colaboración, me lo cobraron, aunque con un descuento del 50% en atención a mi carácter de colaborador. Corría el mes de enero de 1959.

DE VUELTA AL HUMOR INFANTIL

Recién reanudé mi contacto profesional con los chicos en 1982, y no lo hice por una decisión tomada, como en 1956, sino impensadamente, como consecuencia de mi búsqueda de datos de humoristas para mi Historia del Humor gráfico y escrito en la Argentina, que entonces tenía en preparación, búsqueda que me llevó a entrevistar entre muchos otros, al poeta y humorista Daniel Giribaldi, a quien había conocido como jefe de redacción de “La Hipotenusa”, en mi paso por esa revista.

En 1982 Giribaldi tenía a su cargo “Croniquita”, el Suplemento Infantil del diario “Crónica”, de Buenos Aires, y hasta allí llegué –mejor dicho, hasta el café cercano desde el que el poeta atendía su tarea y a los colaboradores– para hacerle algunas preguntas puntuales sobre sus incursiones en el humor (“4 Patas”, “La Hipotenusa”, “Tío Landrú”, “Caras y Caretas” (3ª época), “El Mundo”…). Al final mis preguntas fueron rematadas por una pregunta de él:

Siulnas: ¿qué me puede hacer para ”Croniquita”?

Y pude hacer más de lo que me hubiera imaginado, a lo largo de más de dos décadas: Historiando la historieta, Nuestra historia y el humor, Los papás de los personajes, Historiando la comicidad radial, Los juegos de Croniquita, Croniquita ecológica, Croniquita te enseña a dibujar, Croniquita te enseña a hacer dibujos animados, ¡Luz… Cámara… Humor!… Los animales y sus voceros, sección galardonada por la Sociedad Argentina Protectora de Animales y por el Club de Animales Felices, y difundida desde distintas audiciones radiales, entre ellas “El Templo de la Naturaleza”, conducido por Daniel Durán y la periodista y escritora Anamaría Blasetti, quien precisamente, leía aquellos textos con plena y sentida identificación; después ella tendría mucho que ver en mi decisión de incorporar un personaje de historieta infantil, al proponerme dar forma gráfica a una historieta para “Croniquita”, protagonizada por una niña de sanas costumbres, a la que llamamos La nena Croniquita, y hoy se publica en diversos medios, con el nombre de Ani, la hermana mayor.

La nena Croniquita ganó prontamente la adhesión de los pequeños lectores (y los no tan pequeños, pues hasta había abuelas que mandaban cartitas) de la revista infantil dominical –ya había dejado de ser simplemente un Suplemento– del diario “Crónica”. Esa adhesión era apreciable en la gran cantidad de dibujos de los pequeños lectores que reproducían a su manera al evidentemente querible personaje.

LA FUNDAMENTACION QUE HA TENIDO ESTA HISTORIETA

Esta historieta tiene una pretensión: no ser común ni convencional; es para niños que ya aprendieron a leer.

Pero el hábito de la lectura, a nuestro modo de ver, debe ser cultivado en ellos sin que se den cuenta, y eso sólo lo podremos lograr con la magia de la historieta.

La historieta cuenta con importantísimos elementos que hacen al niño utilizar el pensamiento y asociar símbolos sonoros con gráficos; los niños necesitan cariño y juegos afectuosos para que el aprendizaje sea efectivo: la belleza, la incógnita, el suspenso, los ideales, la sorpresa, lo increíble, la risa, la historia, la amistad.

La historieta, entonces, es una lectura dividida en secuencias, en la cual los niños se hallan cómodos, entretenidos, observando los dibujos y al mismo tiempo leyendo contenidos entre el juego y la incógnita de qué es lo que llegará en el próximo cuadro, en la próxima acción.

Casi todas las palabras usadas en estos textos son de uso cotidiano y buscan hacer que los niños, espontáneamente y llenos de placer, con una sonrisa, quieran leer más y más…

Los niños se sentirán atrapados desde la primera historieta, no solamente irán incorporando nuevas palabras, sino que el éxito de la lectura será seguro, sin olvidar que al ser historietas subliminalmente aleccionadoras, aprenderán entreteniéndose.

Nuestro objetivo es hacer que el chico no se aburra, pero aprenderá efemérides patrias, buenos modales, valores morales prácticamente perdidos, mientras va incorporando en él el gusto por la lectura. Seguramente muchos se sentirán identificados con algunos de los personajes, mientras tanto la didáctica y dinámica de la historieta hará que la lectura sea un juego, una visualización, pero por sobre todas las cosas y para siempre: un verdadero placer desde la niñez!! (anamaria blasetti)

COMO FUE PRESENTADA

Tiene 12 años; es amable, gentil, ayuda al prójimo, enseña, siempre tiene una palabra de aliento para el que lo necesita y es muy dispuesta.

Tiene las mismas inquietudes que vos, va al colegio, hace deporte, es buena con su familia.

Vive en una ciudad que puede ser la tuya.

Familia: mamá, papá, hermano, hermana, abuelos; ya los irás conociendo a través de los dibujos de Siulnas y los textos de Anamaría Blasetti.

Mascotas: un perro y un gato.

Gustos: le gusta ser ella quien cuida el jardín de flores, plantarlas y verlas crecer.

Música: es muy moderna y amplia en ese sentido.

Por sobre todas las cosas, tiene “criterio propio”. (siulnas-anamaria blasetti)

sábado, 4 de octubre de 2008

Un día como el...

Ilustraciones de esta efemérides, de arriba hacia abajo: Tapa del primer número de "Caras y Caretas". Patoruzito, de Quinterno; Langostino, de Ferro y Don Pascual, de Battaglia. Maneco, de Linage. Cabeza de "Geniol", de Mauzan. Tapa del primer número de "Don Fulgencio". Dibujo de Oski. Tapa del primer número de "¡Bang!". El gato Felix, de Sullivan-Messmer.

…8 de octubre, hace 110 años: Aparecía la revista “Caras y Caretas”. Inaugurando en periodismo una modalidad comercial en la que tanto la calidad de las ilustraciones como el nivel técnico alcanzado en el país hasta entonces, desfilaron por sus páginas a lo largo de cuatro décadas, los dibujantes más destacados de cada período: Mayol, José M. Cao, Hermenegildo Sábat –abuelo del actual caricaturista de “Clarín”–, Zavattaro, Macaya, Juan Carlos Alonso, Linage, Eduardo Alvarez, Valdivia, entre muchos otros.

…11 de octubre, hace 63 años: Nacían simultáneamente Patoruzito, Langostino y Don Pascual. Tres personajes de historieta que alcanzarían gran suceso tuvieron difusión a través de las páginas de la flamante revista que llevaba por título el nombre del primero (que no era otro que Patoruzú durante su infancia). En cuanto a Langostino, el navegante independiente, de Eduardo Ferro, y Don Pascual de Roberto César Battaglia, si bien actualmente no se publican, constituyeron por muchos años un éxito difícil de olvidar.

…13 de octubre, hace 107 años: Nacía el creador de Maneco. De origen español, Eduardo Linage participó activamente a partir de la segunda mitad de la década del 20, en el periodismo porteño, dibujando chistes e historietas entre los que se destacó Las desventuras de Maneco. Publicada en “Caras y Caretas” en los años 30, su protagonista remataba cada “desventura” exclamando “¡Sonaste, maneco!”, dicho que muy pronto adoptaron los porteños en su lenguaje cotidiano.

…15 de octubre, hace 125 años:
Nacía en Gap, Francia, Lucien Achille Mauzan, célebre afichista creador de la popular “Cabeza de Geniol”, que sigue vigente todavía.

…15 de octubre, hace 40 años: Se inauguraba la 1ª Bienal Mundial de la Historieta. Instituida por la Escuela Panamericana de Arte y con la colaboración del Instituto Torcuato Di Tella, cuya dirección ejercía Jorge Romero Brest, tuvo lugar una importante muestra que reunió a cultores de la historieta de Argentina, España, Brasil, Francia, Italia, Japón y Estados Unidos.

…17 de octubre, hace 63 años: Aparecía la revista “Don Fulgencio”. Dirigida por Lino Palacio y bajo la advocación de uno de sus más populares personajes, esta revista humorístiva no tuvo el eco esperado por su editor, quien años después reconoció haberse equivocado al querer introducir aquí un estilo muy parecido al de la revista española “La Codorniz”.

…25 de octubre, hace 23 años: Fallecía Alberto Bróccoli. Prematuramente se interrumpió a la edad de 42 años, la carrera profesional de este dibujante que vinculado inicialmente al periodismo a través de tareas administrativas en la revista “Loco Lindo”, de Adolfo Mazzone, fue escalando posiciones hasta lograr un lugar privilegiado entre los humoristas argentinos. Entre sus personajes más conocidos figuran El mago Fafa, Juan y el Preguntón y Pérez-Man, esta última interrumpida bruscamente por su deceso.

…30 de octubre, hace 29 años: Dejaba de existir Oski. Como consecuencia de un error en una transfusión de sangre tras haber sido intervenido con éxito quirúrgicamente, el humor argentino perdió a uno de los máximos representantes. El pintor Oscar Esteban Conti –tal su verdadero nombre– había incursionado en el dibujo humorístico a través de las páginas de “Cascabel”, influenciado por el rumano Saúl Steinberg, cuyos dibujos se reproducían en el semanario, y muy pronto sus “monos” –más acordes con la idiosincracia de los argentinos– desplazaron a los del dibujante rumano, aunque a nivel eminentemente popular, fue la revista “Rico Tipo”, la que lo popularizó.

…30 de octubre, hace 27 años: Aparecía la revista “¡Bang!”. Un intento que no prosperó, pero marcó el rumbo de una modalidad historietística seguida después con mejor suerte por “Superhumor” y “Fierro” entre otras, incluidas algunas publicaciones provinciales. Su director editorial era Oskar Blotta, secundado por Rolando Hanglin.

…30 de octubre, hace 25 años: Fallecía Otto Messmer. Pionero de los dibujos animados, dibujante animador en los estudios de Pat Sullivan, Messmer tuvo mucho que ver con la creación de El Gato Félix y fue su dibujante desde el principio, aunque hasta la muerte de Sullivan, la historieta llevó su firma. Messmer tenía 91 años de edad al fallecer. (siulnas)