1, Retrato a pluma de Quinterno realizado por el autor de esta nota a partir de una foto de album familiar.
2-3, Carta enviada por Quinterno al autor de esta nota, en respuesta a una consulta sobre sus personajes.
4, Panitruco, personaje que creó a los 15 años y define como su “primer balbuceo”.
5, Portada de “Mundo Argentino” del 16 de febrero de 1927, realizada por Quinterno a los 17 años; ya publicaba en la misma revista su personaje Don Fermín.
6, Anuncio de Curugua Curiguagüigua, publicado en “Crítica” el 18 de octubre de 1928, el mismo día en que el dibujante acepta cambiarle el nombre, lo que se resolverá a partir de la primera historieta
7, Primera aparición de Patoruzú en la tira de Don Gil Contento, encargado de hacer pasar al olvido el nombre de Curugua Curiguagüigua. Los otros cuadros corresponden a los siguientes “nacimientos” de Patoruzú en “La Razón” y en “El Mundo”.
8, Portada del primer número de la revista “Patoruzú” que apareció en noviembre de 1936 (inicialmente era mensual). A partir del segundo número sólo se mantuvo igual el formato apaisado y la presencia del personaje en tapa, modificando totalmente su interior con un éxito editorial que le permitiría superar los 250.000 ejemplares semanales.
9, Ultima foto “autorizada” de Quinterno con los muñecos de Patoruzú y Upa, publicada el 7 de diciembre de 1937, al cumplir el primer año la revista “Patoruzú”; lo acompañan Luis A. Reilly y otros colaboradores.
10, Sorprendido en una reunión con su equipo de colaboradores en diciembre de 1972, en una foto de circulación restringida.
11, El dibujante Tulio Lovato, a quien ha considerado “el brazo y la pierna derechos” de la empresa; Lovato fue además, el jefe de producción de la película “Upa en apuros”.
12, En 1939, deseando correr en el Gran Premio Internacional del Sud sin que se enterara su familia, Enrique Díaz Sáenz Valiente, se anotó con el nombre de “Patoruzú”, ganando esa carrera, y definitivamente el apodo con el que se haría famoso.
13, Escena de la película de dibujos animados “Upa en apuros”, con sus tres protagonistas. Estrenada en 1942 en el cine Ambassador, fue proyectada nuevamente, en circuito cerrado, durante el homenaje tributado a Quinterno en el Congreso de la Nación Argentina.
Muchos de los seguidores de Astérix, el héroe galo de historieta surgido en Francia en 1959, siempre supieron que sus creadores han sido Albert Uderzo y Rene Goscinny, quien, vale la pena recordarlo, vivió en la Argentina entre 1929 y 1946 y posteriormente dotó a su personaje de algunos características comunes con las del argentino Patoruzú: la bondad en su rostro, un físico ostensiblemente menor que el de sus ocasionales adversarios, la imagen del antihéroe, trompadas que sacan al adversario del cuadro de la historieta, aventuras en medio de situaciones reideras, irreductibilidad en la preservación de los hábitos ancestrales…
El indio Patoruzú, por su parte, tuvo durante años, mucho más popularidad que la que le permite mantener actualmente un mensuario con una de sus aventuras completas. Sin embargo, es difícil que aun en sus momentos de mayor auge, los seguidores del personaje tuvieran presente el nombre de su creador, y es posible que el 24 de noviembre de 1997, al enterarse del homenaje a Dante Raúl Quinterno en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación Argentina, en “reconocimiento a su trayectoria artística”, se hayan preguntado: “¿Y éste, quién es?”
Los que lo conocíamos, también nos sorprendimos, aunque por otro motivo; recluido en su casa de Palermo Chico, en sus oficinas o en el casco de su estancia cuando logró conocimientos que lo colocaron a la altura de los mejores ingenieros agrónomos, ha eludido a los fotógrafos y a cuantos no integraban su círculo directo, desde 1937. Como no esperábamos fuera de otra manera, el Salón de los Pasos Perdidos se vio colmado de gente atenta al estrado, que pronto se cubrió totalmente con hijos, nietos, sobrinos y otros familiares de Quinterno, recibiendo la medalla recordatoria, su esposa; el homenajeado sería el gran ausente.
EL HOMENAJEADO
AL QUE NO SE PUDO CONDECORAR
Discípulo aventajado del caricaturista Diógenes “Mono” Taborda, Dante Raúl Quinterno publica sus primeros dibujos antes de cumplir los 14 años de edad, en las revistas “Caras y Caretas” y “Páginas de Columba”, colaborando en 1924, ya quinceañero, en la revista “Humorismo Porteño”, del dibujante Lanteri, y al año siguiente en “El Suplemento”, para la que crea su primer personaje estable: Panitruco, al que se referirá después como su “primer balbuceo en el campo gráfico periodístico”.
A este personaje le sigue en 1926, “Andanzas de Manolo Quaranta”, que publica en “La Novela Semanal”, apareciendo ese mismo año en “Mundo Argentino” –donde además realiza ilustraciones “serias”–, su primer personaje duradero: Don Fermín, que se llamará sucesivamente Don Fermín Fierro, y Don Fierro, al pasar después a “Patoruzú”, su propia revista titulada con el nombre de su personaje más exitoso, pero de accidentado comienzo.
En 1927 crea para el diario “Crítica”, donde también dibuja caricaturas políticas durante la presidencia de Alvear, la historieta “Aventuras de Don Gil Contento”, titulada en un principio “Un porteño optimista”.
PATORUZU Y SUS TRES “NACIMIENTOS”
El miércoles 17 de octubre de 1928, en la cabecera de la página 5 de “Crítica”, se anuncia: “Don Gil Contento adoptará al indio Curugua-Curiguagüigua”, explicando que se trata del último vástago de los “tehuelches gigantes” que ha quedado desamparado ante la muerte de su tutor y patrón, tío de Don Gil Contento, quien se hará cargo del indio.
El anuncio es leído por el periodista Muzio Sáenz Peña, maestro y consejero de Quinterno, quien desalienta al joven dibujante:
–Con ese nombre no va a ningún lado; usted tiene que buscar un nombre pegadizo, ¿quién se va a acordar de Curugua-Curiguagüigua?
No es fácil encontrar otro nombre sobre la marcha; sin embargo, surge uno: los chicos acostumbran mascar en esa época, pasta de oruzú, un producto que se vende en las farmacias. “Pasta oruzú”… “Pat…oruzú”… Así surge el nombre salvador.
Cuando al día siguiente, el nuevo personaje aparece en la tira de Don Gil Contento, éste recibe a Curugua-Curiguagüigua, diciéndole:
–¡Por fin llegaste, “Patoruzú”! Te bautizo con ese nombre porque el tuyo me descoyunta las mandíbulas.
No será la única improvisación en el afianzamiento de este dibujante que se transformará en un empresario perfeccionista.
Patoruzú sólo dura dos días en “Crítica”, desapareciendo del diario junto con el personaje Don Gil Contento, vaya a saber por qué desacuerdos entre el dibujante y el editor Natalio Botana. Un mes después, Quinterno inicia la publicación, esta vez en el diario “La Razón”, de Julián de Monte Pío, quien con el tiempo, se convertirá en el “decano” de los personajes de historieta –aunque con el nuevo nombre de Isidoro Cañones–, ya que aparecerá ininterrumpidamente hasta estos días, ahora en aventuras completas.
El sábado 27 de setiembre de 1930, Quinterno reflota al indio en la tira de Julián de Monte Pío, por virtud de una curiosa herencia de un tío del personaje. La aparición inicial de Patoruzú en “La Razón” no difiere de la que hiciera 23 meses atrás, y antes de mucho tiempo se producirá un eclipsamiento, cambiándose el título de Julián de Monte Pío por el de Patoruzú.
En el vespertino, el pintoresco indio es elegido hasta para hacer la publicidad de una gran tienda; sin embargo, sus grandes aventuras comenzarán a partir de su traslado a un tercer diario, en este caso un matutino tabloide que por su ágil estilo no tendrá una gran competencia hasta la aparición de “Clarín”. El diario en cuestión es “El Mundo” y su director, Muzio Sáenz Peña, precisamente quien había aconsejado a Quinterno cuando éste esbozaba su personaje indígena.
En “El Mundo”, Julián de Monte Pío se convierte en Isidoro Cañones, pero el cambio no termina allí; todo se renueva en esta tercera versión, incluyendo el comienzo de la relación entre padrino y ahijado, que ahora surge cuando Patoruzú asiste a un circo regenteado por Isidoro y prueba sus fuerzas frente a Juaniyo, “el gitano invencible”. Las trompadas del indio ablandan tanto al gitano, que la atracción del circo se derrumba, y Patoruzú, en vez de cobrar el premio de $100, lo indemniza con una generosa suma de dinero.
–Veo un hombre cuyo destino está unido al de usté y que guiará sus pasos –le lee la buenaventura la compañera del gitano–; ese hombre es… ¡er señó Isidoro!
Como se ve, el nuevo comienzo de la relación entre los dos personajes, surge de una circunstancia más fortuita que las anteriores, pero la versión será revalidada en noviembre de 1936, al reproducirse en la flamante revista humorística que lleva el nombre del indio.
LA REVISTA “PATORUZU”
En realidad, el primer número de esta revista está realizado casi íntegramente por Quinterno, y como veremos, marca la última improvisación del posterior empresario periodístico. En 24 páginas se publican treinta tiras de la historieta en que Patoruzú conoce (según la versión aparecida en “El Mundo”) y elige como padrino a Isidoro, aunque esta aventura quedará trunca a partir del segundo número que sufrirá una reestructuración total con la inclusión de numerosos colaboradores –entre ellos, los dibujantes Raúl Roux, Rodolfo Claro, Muñiz, Bonetto, Gubellini, León Poch, Divito, Ferro, Guratti, Lubrano, Mazzone y José L. Salinas, y los redactores Carlos Raffo, Félix D. Frascara, Luis Parks, Chamico, María Esther Montaldo, Mariano Juliá, Abel Santa Cruz, y Laura Quinterno (su hermana)– y el profesionalismo, como secretario de redacción, de Luis A. Reilly (Billy Kerosene). Lo que se mantiene es el formato apaisado, sugerido por Reilly para aprovechar los clisés (chapas con los dibujos en relieve, usadas entonces para imprimir) de las tiras que se habían publicado en el diario; es una de las peculiaridades de la revista, que se mantiene hasta fines de la década del 50.
A Patoruzú no le ha costado mucho aceptar el vaticinio de la gitana, llevando a su flamante padrino a vivir al hotel donde él se aloja; menos le cuesta aceptarlo, a Isidoro, al conocer la fortuna de su flamante ahijado. A partir de esta etapa los personajes terminarán de delinearse: Isidoro vivirá a costa de su ahijado, pero al mismo tiempo lo preservará de los estafadores dispuestos a aprovechar la ingenuidad del indio, en tanto Patoruzú pondrá su fuerza y su fortuna al servicio de las causas nobles. También se irá perfilando su entorno con la aparición de Upa –su voluminoso hermanito, al que se sumará después su hermana Patora–; Chacha Mama, la vieja criolla que fuera nodriza de Patoruzú en su infancia (recreada a partir de 1945 en la revista “Patoruzito”); Ñancul, el capataz de la estancia, y el invencible caballo Pampero. Del lado de los “malos”: Mandinga, el gitano Juaniyo, el Hindú, Ben Turquín, Gastón, Iván el más terrible, el Toba Monstruo, el Hombre de las Mil Caras, el primo del Duque de la Mancha, etc.
Cada tanto, incursionará en la historieta alguna novia de Patoruzú, a pesar de ser acusado de misógino, pero su soltería no difiere de la de otros héroes de historieta comprometidos con sus semejantes, como se lo señalará al despedirse, Azucena, la novia de Patoruzú más próxima al ideal soñado por el indio.
Asimismo, algunos analistas y semiólogos cuestionaron que Patoruzú “tiene virtudes gauchas pero es un indio, y los indios y los gauchos nunca fueron nada parecido a una unidad social”; sin embargo –como describía a los patagones la revista “PBT” en 1916– “los que quedan sin perfiles étnicos propios, son los restos de una raza arruinada y que por lo mismo de verse arruinada se ha atado al yugo de costumbres nuevas”, agregando que “el patagón famoso abandonó el arco, la expedición combativa, la vida nómade voluntaria y no obligada. Y ahora se lo ve manso, dócil, francamente bueno”. En cuanto a su aparente dualidad de “gran terrateniente” y “cacique indio del sur”, cabría preguntarse si no es un símbolo reivindicatorio, ya que en la primera “carta de Patoruzú al cacique Panza de Agua” dice: “Aquí me tenís con unas ganas bárbaras ’e darme una güeltecita por la toldería. (…) He corrido más en estos años que tuitos los que pasé en ese pago que di repente mi atora ’e recuerdo y me hace yorar como gurí sin teta. ¡Cha! ¡Las que tiene que pasar uno! ¡Y las veces que gritaría a tuito pulmón que nosotros somos los verdaderos dueños ’el pais!…”
LA PELICULA DE DIBUJOS ANIMADOS
El gitano Juaniyo es el elegido para coprotagonizar junto con Patoruzú y Upa, la primera película de dibujos animados encarada por Quinterno. Dispuesto a que “Upa en apuros” –tal su título– esté a la altura de las producciones extranjeras, el ahora exitoso empresario que en Estados Unidos había estudiado la técnica en los estudios de Max Fleischer, no escatima medios en su realización. La película, que tiene como jefe de producción a Tulio Lovato -a quien Quinterno llegará a considerar “el brazo y la pierna derechos de la empresa”–, a Oscar Blotta (padre del que en los años 70 editaría la revista “Satiricón”) como principal animador, decorados de fondo del pintor alemán Gustavo Golschmidt, y una sinfonía musical especialmente escrita por el compositor Melle Weersma, se estrena en el cine Ambassador, el 20 de noviembre de 1942. Pero no es negocio producir mediometrajes de dibujos animados en la Argentina y esa “primera” película será la única.
ESTE 26 DE OCTUBRE…
Este 26 de octubre Dante Raúl Quinterno cumpliría 100 años. Si aún viviera no íbamos a poder saludarlo; ni siquiera tendrían ocasión de hacerlo quienes todavía trabajaran en sus oficinas. No obstante, sus indicaciones sobre lo que había que hacer, llegarían como todos los días, a través del teléfono, haciendo sonreír a sus hijos, que harían lo que él dijera que había que hacer, y también lo que, desde su ostracismo voluntario, no quería que se haga …
Oscar Vázquez Lucio (Siulnas)
5 comentarios:
Un huijaa por Quinterno!
Muy completo el articulo, los fanas de Quinterno te lo agradecemos, po!
Saludos
aguante quinterno! gracias por el articulo y muy interesante el blog
Excelente articulo. Gracias por recordar al mas grande de las historietas de nuestro pais
Yo le agradezco a Maganás, a Federico y a Sangiacomo, su favorable comentario a este artículo. Siempre le estuve agradecido a Quinterno por haber creado el personaje que preferí desde mi niñez y en determinado momento debí defender de quienes habían puesto de moda vituperarlo.
En un momento llegué a pensar que había quedado solo en esa defensa, pero hallé cómo canalizarla, primero en mi Historia del humor gráfico y escrito en la Argentina, después en revistas como "Flash" y "¡Esto!" (a pesar de que esta era policial) y desde el suplemento de "Oficio Gráfico" de Sagrera. Descubrir que gente más joven que yo, como ustedes, comparte esa defensa, me llena de satisfacción. Gracias nuevamente.
Siulnas
excelente
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