miércoles, 14 de julio de 2010

Divito: un dibujante del pasado para volver al futuro



Sus personajes más populares: A: Oscar dientes de leche, un dócil tigre publicado en “Patoruzú” en 1940; B: Fúlmine, surgido en “Rico Tipo” en 1944 e interpretado cinematográficamente por Pepe Arias; C: Pochita Morfoni, una popular bulímica publicada en “Chicas”, y en “Rico Tipo”; D: El doctor Merengue y su Otro Yo, publicado en “El Hogar” a partir de 1940, con “revista propia” en 1957; E: “Un amigo”, personaje llevado por el autor a su revista, después de popularizarlo en “Patoruzú” como Enemigos del hombre; F: Bómbolo, personaje ingenuo y de gran corazón, publicado inicialmente en “La Razón”; G: El Abuelo, en el que algunos creyeron ver una caricaturización del padre del dibujante; H: Fallutelli, cuyo nombre anticipa su personalidad.


“Y ya está aquí el mes de agosto, / que ha sido y que será siempre / para el sufrido porteño / un sinónimo de peste”, sentenciaba con humor, en su número correspondiente al octavo mes de 1957, la revista “Dr. Merengue”, suplemento mensual de “Rico Tipo”, ambas publicaciones dirigidas por el dibujante José Antonio Guillermo Divito. Doce años después, este mismo mes hallaría a “Rico Tipo”, recién reestructurada tras tres difíciles semanas en las que como en el teatro, la función debía continuar, aunque sin Divito.
Todo había empezado el sábado 5 de julio de 1969; a bordo de su Fiat 1500 Sport, el entonces popular dibujante humorístico regresaba de uno de sus habituales viajes, esta vez desde Sao Paulo. Tenía apuro por llegar a Buenos Aires porque quería ver la prueba de la próxima tapa de “Rico Tipo”, un hábito que preocupaba a su secretario de redacción José F. Benavídez, quien tenía problemas con la imprenta cada vez que sobre la hora del cierre de cada edición, Divito pedía le devolvieran sus tapas para agregar algún pequeño detalle en ellas.
¿Dónde andaba? ¡Recién a la altura de Lages!… Tenía que apurarse un poco más. Al acelerar, advirtió que el vehículo que le precedía no circulaba a muy buena marcha, y sólo tuvo tiempo de decidir que debía pasarlo… De pronto, sus dibujos aparecieron ante él, pero no eran los que iba a pedir ni bien llegara a Buenos Aires; eran… esa informe masa de hierros retorcidos que tan bien resolviera tantas veces en las tapas de “Patoruzú”, primero, y en las de “Rico Tipo”, después; sólo que esta vez esa informe masa de hierros retorcidos era su propio automóvil que acababa de embestirse con un camión que venía de frente. Ésa fue su última visión terrena; quienes creen en un más allá, piensan que posteriormente se reencontró con sus “chicas” en un paraíso idealizado como el que visitó fugazmente el actor Augusto Codecá en 1946 en la película nacional “Soy un infeliz”, para algunas de cuyas escenas, el realizador cinematográfico Boris Hardy había elegido entre las muchachas más bonitas, a las más parecidas a las “chicas Divito”.
Pero hablar de Divito a quienes andan por los treintitantos o menos, es como intentar escuchar un viejo disco de pasta de 78 rpm. en un equipo de audio digital. Para que los que aún son jóvenes puedan apreciar quién era, se requeriría que vivan una experiencia como la del adolescente interpretado por Michael J. Fox en la película de Steve Spielberg estrenada en 1985, “Volver al futuro”, trasladándose a los años 40 del siglo XX.

QUIÉN ERA DIVITO
Después de dibujar apuntes teatrales en el diario “Noticias Gráficas”, realizar ilustraciones humorísticas en la revista “Sintonía” y hasta chistes gráficos en la picaresca (los chicos de hoy se burlarían de esta calificación) revista “Caricatura Universal”, tras un paréntesis de dos años al tocarle hacer la entonces conscripción obligatoria en la Marina, José Antonio Guillermo Divito –que ante tanto nombre de pila prefirió firmar sólo con el apellido– crea y desarrolla su primer personaje de historieta cómica: El Otro Yo del doctor Merengue, que publica en la revista “El Hogar”. Después vendrán Bómbolo, en el diario “La Razón”, Silvestre, en “El Pampero”, y Enemigos del hombre y Oscar dientes de leche (un tigre que no tiene nada de feroz), éstos dos últimos en el semanario “Patoruzú”, donde el dibujante recala y se afianza en su profesión, comenzando el éxito de sus “chicas”, definidas por el periodista Silvestre Otazú (Enrique Pérez Mariluz) como de “talle de avispa, melena abundosa y suelta, largos y gráciles remos, cadera opulenta y busto turgente”, que se hacen tan populares que las muchachas argentinas tratan de parecerse cada vez más a sus propias caricaturizaciones, ayudadas por la industria que crea entre otras cosas, un modelador combinado con doble banda elástica en goma modelante, que lógicamente lleva el nombre de Divito.
Paradójicamente, el director de la revista, Dante R. Quinterno, lo llama al orden a cada momento diciéndole que las muchachas que él pinta no existen; y tal vez, algo de razón tiene si consideramos que son las muchachas las que quieren parecerse a esos dibujos. Será tal el éxito que en 1947 las “chicas Divito” saldrán a la venta en forma de muñecas de pasta de 50 centímetros de alto, articuladas y vestidas con sugestivas mallas, fabricadas por Bebilandia y puestas en venta en Harrods, Gath & Chaves, Burlando Hermanos, Bazar Dos Mundos, Casa Rex y en las principales casas del ramo de Buenos Aires e interior de la República Argentina. Quienes llegamos a conocerlas no podemos dejar de asociarlas a las actuales Barbie, y cuando, hace poco, mostramos la foto de una de aquellas en un aviso publicado en 1947, a una niña de estos días, no dudó en responder que “parecía una Barbie”; obviamente, nuestra convicción diametralmente opuesta es que las Barbie se parecen sospechosamente a las “chicas Divito”. Pero ¿cómo hacer entender esto a generaciones que nunca han oído hablar de Divito, ni de sus “chicas”, ni de la revista “Rico Tipo”?

ENTRETELONES DE LA APARICION DE “RICO TIPO”
La creciente popularidad de Divito en esos años, determina sea requerido para distintas campañas publicitarias con humor, entre ellas las realizadas para Gomina Brancato, Cigarrillos Nobleza, Esmalte Ylang, Hojas de afeitar “Sesenta”, Yerba y Café “Aguila”, etcétera, pero es el aviso creado para Cabaña Santa Anita (“donde comerá casi tan bien como en su casa” es su slogan), el punto de partida de la etapa definitivamente consagratoria del dibujante. El anunciante Mario Di Benedetto –tan joven y alegre como Divito, quien ha cumplido 30 años de edad el 16 de julio de 1944– pone a su disposición un capital de 30.000 pesos moneda nacional (para poder evaluar esta suma, acotemos que los diarios costaban entonces 10 centavos moneda nacional) para editar una revista humorística, lo que permite al dibujante independizarse de Quinterno y convertirse en su más importante competidor.
El jueves 16 de noviembre de ese año, gana la calle el primer número de “Rico Tipo”, que arrastra consigo a muchos colaboradores de “Patoruzú”: Luis A. Reilly (Billy Kerosene), Raimundo Calcagno (Calki), los dibujantes Adolfo Mazzone, Pedro Seguí, Toño Gallo, Abel Ianiro y Eduardo Muñiz, entre otros. También lleva gente del semanario humorístico “Cascabel”, como el literato Conrado Nalé Roxlo, que a través de su seudónimo “Chamico” parodia el estilo de los más difundidos autores clásicos; otras firmas son las de Rodolfo M. Taboada (Juan Porteño, Tomás Elvino Blanco, Ruy de Solana y Clementina son sus seudónimos) y Carlos V. Warnes con su inefable César Bruto, cuya pésima gramática atrae por contraposición a los sectores que más alardean de cultos, con ilustraciones de Oski (Oscar E. Conti), quien había graficado tan acertadamente el rostro de ese personaje. Entre los dibujantes figuran además Fantasio (Juan Gálvez Elorza), Teodoro Bourse Herrera, Roberto Mezzadra, Juan Angel Cotta y el veterano Alberto Iribarren, quien ocho años antes introdujera a Divito entre los dibujantes de “Caricatura Universal”.
También resulta atractivo en “Rico Tipo”, el estilo de Miguel Babio Esquiú, quien con el seudónimo “Juan Mondiola” recrea el lenguaje “de la calle”, atrapando a un núcleo de lectores que se siente consustanciado con el personaje, y a otro, por esnobismo. Babio Esquiú es uno de los humoristas que da personalidad a “Rico Tipo”, no estando enrolado en sus similares que la nutrieron, lo mismo que Horacio S. Meyrialle –autor de “Pichuca y Yo (Un par de novios felices)”–, Luis María Albamonte (Américo Barrios) y Luis Lanús (Lord Bidou).
Las historietas iniciales que complementan el material redaccional y los chistes gráficos son “Yo sé por qué se lo digo”, de Fantasio; “Impresiones”, de Toño Gallo; “Piantadino”, “El señor ¡Bang!”, “¿Sabe, Don Fulano…?” y “El minuto fatal”, de Mazzone, en tanto Divito incorpora a su flamante revista, sus personajes Bómbolo y Fúlmine; una versión de este último, interpretado por el actor Pepe Arias, llegará al cine en 1949, en una película dirigida por Bayón Herrera.
Con el tiempo Divito irá sumando nuevos personajes propios, como Fallutelli, El Abuelo (un viejito picaflor del que se dice es una caricaturización del padre del dibujante, un destacado médico cirujano), Pochita Morfoni, Gracielita (una niña terrible), Chanta Ejecutivo, Herculacho, El señor Insólito… Por supuesto, como la mayoría de los grandes creadores de historietas, cuenta con colaboradores que dibujan por él; Guillermo Guerrero, el autor de Lúpin, el piloto (quien seguirá ocupando con Héctor Mario Sídoli hasta fines de 1999 una de las oficinas de la avenida Roque Sáenz Peña 825, donde nació en 1944 y murió en 1973, la revista “Rico Tipo”), será en todo momento uno de los principales; Divito también cuenta con Francisco Revelli, Miguel Vignolo, Roberto Gallo y otros dibujantes.

DIBUJANTE DEL SIGLO XXII
Divito ha figurado entre los primeros dibujantes propietarios de un automóvil y el único en poseer determinados modelos importados (entonces todos lo eran); el primero en poseer aquí un grabador de alambre (antecesor del grabador magnetofónico); el dibujante cuyas chicas” figurarían en 1953 en el último tomo de “El libro de la moda”, publicado en Barcelona y considerado entonces la edición más lujosa y completa en cuanto a los devaneos modisteriles femeninos se refiere.
Hasta los hombres siguieron literalmente la caricaturización que Divito hacía de la moda masculina del momento, exagerando desmesuradamente el largo de sus sacos y alargando el tiro de sus pantalones de tal modo que parecían tener la cintura pegada al pecho siendo el boxeador José María Gatica un conspicuo representante de esa moda. El mayor éxito en los bailes de Carnaval fue por entonces la gran novedad de la popular orquesta Los Cotton Pickers: el “Divito Boogie”. El humorista Landrú (Juan C. Colombres) reconoció que Divito “cambió la manera de vestirse de los argentinos y creó un nuevo tipo de mujer”.
En “Dibujantes”, una revista especializada que se editaba en esos años en la Argentina, la periodista y escritora María Esther de Montaldo, lo consideró “hombre del siglo XX y dibujante del XXII”.
Seguramente, si Divito se hubiera encontrado en hibernación –como se llegó a fantasear lo estaba Walt Disney en el Cryotorium de San Francisco-, y regresara a la vida, no podría aceptar haberse convertido en un “dinosaurio” ante un avance tecnológico que no había podido seguir. Tampoco podría admitir haberse convertido en un octogenario; él, que apreciaba tanto su soltería, en tanto como viajero incansable, daba cátedra de cómo se conquista a una parisiense, una “girl”, una “ragazza” o una cubana.
–Prefiero vivir como un rey y morir como un mendigo, y no vivir como un mendigo y morir como un rey –solía decir justificando su afán de viajar constantemente. Y no moriría como un rey, ni sus restos fueron repatriados después del luctuoso accidente en la pequeña localidad brasileña.
Oscar Vázquez Lucio (Siulnas)

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