domingo, 4 de marzo de 2012

A 21 años de la muerte de Pepe Iglesias “El Zorro”


Hace algunos días llegó a este Blog un escueto mail del colega y actual dibujante cantor, Manuel Cativa, instándome a recordar a Pepe Iglesias “El Zorro”, de quien ya me había ocupado en los años 70 en mi revista “Humorón”, y en los 90, en “Flash” y en la revista infantil “Croniquita”. La propuesta me pareció más que justa, y agradezco de paso a Cativa el envío de la foto que incluyo en esta nota, en la que él mismo aparece junto a Pepe Iglesias “El Zorro” en un momento del sketch televisivo “Los Polonios”.

El mail de Cativa, dice:

"Este 4 de marzo se cumplen 21 años de la muerte del humorista Pepe Iglesias El Zorro;

para un recordatorio, ya que nadie lo recuerda cuando hablan de capo cómicos de la tv.”

EL DÍA QUE MUCHOS SE QUEDARON SIN VOZ…

Acababan de jugar un partido de rugby en el Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires; transpirados, fueron hacia el cuarto de la ducha, pero algo inesperado los detuvo: desde su interior partían gritos de dos mujeres que discutían acaloradamente.

Observando un recato comprensible en aquellos años 30 (hoy tal vez no resultaría tan comprensible), los jugadores aguardaron afuera tres cuartos de hora, el tiempo en que demoró en salir del interior, José Ángel Iglesias, un adolescente que ya a los 10 años, sabía imitar las voces del actor RafaeL Buonavoglia y del cantor Ignacio Corsini.

Por supuesto, los sorprendidos destinatariois de esa imitación de dos mujeres, rieron mucho menos que los que algún tiempo después asistirían al festival de la Asistencia Pública, llevado a cabo en 1935 en el viejo teatro Smart. Aunque inicialmente también habría sorpresas; es que la concurrencia había sido atraída por la anunciada participación de destacadas figuras del momento, como Luis Arata y Tito Lusiardo, entre otros. Pero, ¿quién conocía al improvisado animador incluido al pie de la lista de atracciones, donde sólo figuraba como “El Zorro”?

El público comienza a desentenderse un poco del casi anónimo desconocido al escuchar tras el escenario, la voz inconfundible de Lola Membrives, pero cuando se dispone a verla y aplaudirla, nuevamente aparece, sonriendo con desparpajo, ese inquieto “Zorro”.

Entonces todos comprueban con sorpresa que hay dos Lola Membrives; dos Olinda y Sofía Bozán; dos Ada y Adhelma Falcón; dos Fernando Ochoa; dos Paquito Bustos; dos Charlo, dos Silvio Spaventa…, uno, auténtico, y el otro surgiendo de la garganta de ese muchacho de 19 años que canta jazz con el acento de Cab Calloway o los “Mills Brothers”, o folklore como Néstor Feria.

Su actuación es un éxito, pero un éxito circunscripto a ese festival, que no se repite, de entrada, en la radio; su contacto inicial con este medio, únicamente le posibilita hacer algunas voces de personajes circunstanciales en radioteatros de Radio del Pueblo.

En la prueba que da después en radio El Mundo, no le va mejor el primer año, continuando con pequeños papeles radioteatrales. Recién en 1937 puede darse a conocer como imitador, con libretos de Martinelli Massa e Ismael R. Aguilar, y la participación de los hermanos Tono y Gogó Andreu.

No necesitará mucho Pepe Iglesias “El Zorro” para ganar la calificación de “popularísimo personaje radiofónico”, y en julio de ese mismo año decide aprovechar esa popularidad iniciando una gira por distintas salas de espectàculos (la manera más habitual que tenían entonces las figuras radiales, de ponerse en contacto con su público), algo que no comparte la crítica especializada que lo había ensalzado: “Creemos que ‘El Zorro’ es un artista definidamente radiofónico y que sus mayores triunfos los alcanzará en tanto siga actuando ante el micrófono”, opinan en la revista “Antena”.

OTRO ZORRO PARA EL CINE

Pero el aserto de esta opinión recién podrá apreciarse algo más de tres décadas después, con la llegada de “El Zorro” a la televisión. En cambio, el cine contribuirá a acrecentar su popularidad, a partir de la decisión de Francisco Canaro, que como productor, lo encomienda en 1938 al director Lucas Demare, en la película “Dos amigos y un amor”, junto a Norma Castillo, Juan Carlos Thorry y Santiago Gómez Cou.

Aquí, Pepe Iglesias se vale de un ardid para ser recibido por el director de una emisora: anunciarse telefónicamente imitando la voz del ya popularísimo Pepe Arias (una de sus famosas imitaciones).

Más allá del argumento, la película apunta a destacar las habilidades del imitador, que hasta interpreta un tango –mitad en broma, mitad en serio. Acompañado por la orquesta de Canaro.

De todos modos, “Dos amigos y un amor” es apenas un tibio anticipo de las posibilidades cinematográficas del humor de “El Zorro” trasladado a la pantalla; porque al afianzarse en el nuevo medio, Iglesias tendrá bien definida la diferencia entre una comicidad eminentemente auditiva basada en la sucesión de voces de distintos personajes, y la comicidad basada en su propia imagen a costa de un dinamismo interpretativo, que con la ayuda de los trucos cinematográficos (recurso con el que no contaría al llegar a la televisión en vivo de la primera época), posibilita películas con tanta gracia como ritmo, verbigracia: “El tercer huésped” y “Como yo no hay dos”, en las que encarna dos personajes simultáneos: un casi vagabundo y un poderoso financista, en el primer caso, y en el segundo, dos hermanos mellizos que se las ingenian para vivir en una pensión al precio de uno solo.

O como “El Zorro pierde el pelo”, donde su actuación entusiasmaría tanto a los críticos del género, que uno de ellos, valorándola mucho más que el argumento que la motivaba, diría: “Quienes lo duden, ahí tienen esa escena con el Zorro colgado del balcón de su casa, digna de Harold Lloyd en ‘el hombre mosca’, o de Buster Keaton, Harry Langdon o Charlie Chasse en alguna de corto metraje; o esa escena cuando lo enlazan al ‘pistolerito’ Ángel Prío en el living, o ese truco de subir y bajar las escaleras montado en el pasamanos, de arriba abajo y de abajo arriba”.

Canaro no se había equivocado; durante más de tres lustros –paralelamente a la actividad radial y teatral- Iglesias interviene con parejo éxito en veintitantas películas, dirigido por realizadores como Cahen Salaberry, Francisco Mugica, Catrano Catrani, Luis C. Amadori y Carlos Rinaldi, entre otros. Filma junto a Mirtha Legrand (“Mi novia es un fantasma”); Olinda Bozán (“Llegó la niña Ramona”); Benita Puértolas (“Recuerdos de un ángel”); Golde Flami (“El barco sale a las diez”); Elena Lucena y Blanquita Amaro (“Una noche en el Tabarín”): Nélida Romero (“El heroico Bonifacio”); Beatriz Taibo y Ethel Rojo (“Pobre, pero honrado”); encarna a dos populares personajes de historieta: “Avivato”, de Lino Palacio, y “Piantadino”, de Adolfo Mazzone…

Entretanto había pasado a ser el cómico más cotizado da la radio, estando la responsabilidad de sus libretos a cargo, sucesivamente, de Luis de la Plaza y Miguel Moya, Julio Porter y Wimpi (Arthur García Núñez). Durante esos exitosos años se suceden personajes como “comandante Caruso”, “¡Mama!... ¡Hica!!, y “Curra Laprato”, entre muchos otros; populariza dichos y canciones como “Esmeralda, rascame la espalda”, “Salí al balcón”, “Eso es el amor”, siempre acompañado por el guitarrista Goicolea, hasta que en 1952 parte hacia España –donde permanecerá 27 años, aunque viajará en varias oportunidades a la Argentina-, realizando varias giras por Latinoamérica, y trabajando en Francia, Italia y los EE.UU. (en este país debutó en la National Broadcasting de Nueva York, interpretando sus personajes con modalidad yanqui).

En el primero de sus retornos, en los años 60, debuta en la televisión argentina que como hemos dicho, no puede apoyar por sus limitaciones, el ritmo a que El Zorro nos tenía acostumbrados, tanto en radio como en cine. Con todo, impondrá algunos personajes recordables, como “Los Polonios”, secundado por el actor y dibujante Manuel Cativa.

“¡Como yo no hay dos!”, intentaba convencer El Zorro, en la película homónima, al sastre que había visto a su hermano mellizo con el traje aún impago. Sólo él pudo hacer el milagro de que hubiera dos Lola Membrives, dos Fernando Ochoa, dos Pepe Arias… En cambio, él era único, y al partir definitivamente el 4 de marzo de 1991, se llevó consigo a todos los personajes que “vivían” a través de su garganta…

Oscar Vázquez Lucio

1 comentario:

Graciela Beatriz Restelli dijo...

Hola! Recién veo esta página. Muchas gracias por el recuerdo, a Ud. y por supuesto a Manuel Cativa. Sigo a Pepe desde mis tres años de edad (¡y tengo 55!). Gracias a Internet su familia me encontró, por la pagina que tengo sobre él (www.pepeiglesiaselzorro.com.ar) sitio que debo continuar y "aggiornar". Pero le dejo unos links por un artículo en cuatro partes que me publicaron sobre este actor en el diario La Opinión, de Rafaela, en el suplemento cultural "La palabra":
1) http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2008/12/23/u8c2302.php
2)http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2008/12/31/u8c3102.php
3)http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2009/01/06/u910602.php
4)http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2009/01/14/u911402.php

Espero que le guste. Puede escribirme a grlangreo@gmail.com