El viernes 19 de octubre de 1928, en la tira de Don Gil Contento, que el joven dibujante Dante Raúl Quinterno venía dibujando en el vespertino “Crítica”, aparece por primera vez, como personaje secundario, Curugua-Curiguagüigua, que no es otro que ¡Patoruzú! El ya cercano domingo 19 de octubre, se cumplirán 80 años del nacimiento de ese personaje, y yo que lo he seguido, no desde ese momento ni en su traslado a “La Razón” por razones cronológicas, pero sí desde su instalación en el matutino “El Mundo” y su llegada a la “casa propia” con la aparición de la revista “Patoruzú”, me iré refiriendo a él y su entorno en este Blog, hasta la conmemoración efectiva de su 80º aniversario.
JUICIO Y DEFENSA DE PATORUZU
Hace más de 20 años, asumí –como una suerte de abogado del Diablo– la defensa de un personaje otrora muy popular, y denostado en aquellos últimos quince años a partir de la influencia de la opinión de un ensayista, con el que formaron coro algunos historiadores de historieta y hasta una figura muy popular en la TV después de su participación en uno de los Festivales de Cosquín.
El personaje en cuestión es el indio Patoruzú, creación del dibujante Dante Raúl Quinterno, un hombre que a partir de 1937 –ya entonces más empresario que dibujante– despertó muy pocas simpatías debido a su voluntario ostracismo.Ello redundó en que en la Argentina tuviera más adeptos un importado héroe de historieta galo como Astérix, que Patoruzú, dándose el caso de que las bodas de plata de Astérix tuvieran en 1984 en la Argentina, una repercusión que no había tenido unos años antes Patoruzú cuando cumplió sus bodas de oro con la historieta, a pesar de que varias generaciones habían –habíamos– disfrutado con las andanzas de este indio que debería ser el héroe nacional por excelencia, de la misma manera que Astérix lo es en Francia.
Y en esta comparación vale la pena señalar un hecho: René Goscinny, uno de los creadores del héroe galo, vivió en Argentina entre 1928 y 1946, asimilando mucho de lo que gustaba a los lectores de estas latitudes, hasta que en 1959, ya en Francia, junto a Albert Uderzo, “da un giro particular a la historieta histórica francesa”, al decir de Claude Moliterni.
¿Cuál es ese giro particular?; seguramente el que nos ha llevado a identificar a Astérix con Patoruzú. Ambos reflejan bondad en su rostro; ambos lucen un físico ostensiblemente menor que el de sus ocasionales adversarios; ambos tienen la imagen del antihéroe, y si se quiere, un poco ridícula; ambos propinan trompadas que sacan al adversario del cuadro de la historieta; ambos son irreductibles en la preservación de sus hábitos ancestrales aunque deban moverse en otro ámbito; ambos debutaron en un medio periódico (uno en diario, otro en revista antológica) y su auge propició la edición propia; ambos llegaron al cine a través de dibujos animados…
A primera vista, esta aseveración parece en parte, fácilmente rebatible asociando la poción mágica que proporciona fuerza física a Astérix, con la espinaca que brinda análogos resultados a Popeye; pero aún este aspecto, profundizándolo un poco, nos lleva más a comparar al venerable druida que prepara la poción, con el curandero de la tribu encargado de devolver a Patoruzú su vitalidad circunstancialmente perdida. Y si nos remontamos a una vieja historieta de 1937 hallamos otro antecedente significativo: el del tesoro de Patoruzek 1º, consistente en un gigantesco hueso de Buey Apis, con cuyo caldo alimentaron los antecesores de Patoruzú, siendo ese el secreto de la fuerza física de su raza.
Vayamos ahora a los cuestionamientos: Patoruzú ha sido cuestionado por Oscar Steimberg, quien adujo que el personaje “tiene virtudes gauchas pero es un indio, y los indios y los gauchos nunca fueron nada parecido a una unidad social”; pero esa crítica parece no tener en cuenta que –como publicaba la revista “PBT” en 1916 a propósito de los patagones– “los que quedan sin perfiles étnicos propios, son los restos de una raza arruinada y que por lo mismo de verse arruinada se ha atado al yugo de costumbres nuevas”, agregándose que “el patagón famoso abandonó el arco, la expedición combativa, la vida nómade voluntaria y no obligada. Y ahora se lo ve manso, dócil, francamente bueno”.
Tampoco le perdonó Steimberg a Patoruzú su aparente dualidad de “gran terrateniente” y “cacique indio del sur”; sin embargo, ello puede ser al menos objeto de polémica, a partir de la presunción de búsqueda de un símbolo reivindicatorio, como podría surgir de la lectura del siguiente párrafo perteneciente a la primera carta de Patoruzú al cacique Panza de Agua publicada en el primer número de la revista “Patoruzú” que apareció en noviembre de 1936: “Aquí me tenís con unas ganas bárbaras ’e darme una güeltecita por la toldería, pero ¡qu’ he di hacerle si me gusta más Güenos Aires que un ponchito ’e vicuña en tiempo d’helada! He corrido más en estos años que tuitos los que pasé en ese pago que di repente mi atora ’e recuerdos y me hace yorar como gurí sin teta. ¡Cha! ¡Las que tiene que pasar uno! ¡Y las veces que gritaría a tuito pulmón que nosotros somos los verdaderos dueños ’el país!…”
También merece un detenido análisis la relación de Patoruzú con las mujeres, ya que entre las críticas hechas por algunos analistas y semiólogos, no es la menos importante la de haberle endilgado falta de interés por las mismas, juicio que requiere un análisis más exhaustivo del personaje, ya que puede cuestionarse su manera de abordar al otro sexo, pero no poner en tela de juicio su interés en el mismo. Pero de este y otros aspectos puntuales, hablaremos a partir de la próxima entrega de este espacio brindado al gran personaje de Quinterno. (Siulnas)
Lecturas relacionadas:
."Goscinny, Quinterno, Patoruzú y Oumpah Pah"
(Miguel Dao, click aquí)
. "René Goscinny era tan argentino como Gardel a los 20 años"
(César Da Col, click aquí).
."Patoruzú Web"
(Sergio Maganás, click aquí)
."Homenaje Argentino a Asterix 2007"
(Alianza Francesa La Plata / Banda Dibujada, click aquí).
JUICIO Y DEFENSA DE PATORUZU
Hace más de 20 años, asumí –como una suerte de abogado del Diablo– la defensa de un personaje otrora muy popular, y denostado en aquellos últimos quince años a partir de la influencia de la opinión de un ensayista, con el que formaron coro algunos historiadores de historieta y hasta una figura muy popular en la TV después de su participación en uno de los Festivales de Cosquín.
El personaje en cuestión es el indio Patoruzú, creación del dibujante Dante Raúl Quinterno, un hombre que a partir de 1937 –ya entonces más empresario que dibujante– despertó muy pocas simpatías debido a su voluntario ostracismo.Ello redundó en que en la Argentina tuviera más adeptos un importado héroe de historieta galo como Astérix, que Patoruzú, dándose el caso de que las bodas de plata de Astérix tuvieran en 1984 en la Argentina, una repercusión que no había tenido unos años antes Patoruzú cuando cumplió sus bodas de oro con la historieta, a pesar de que varias generaciones habían –habíamos– disfrutado con las andanzas de este indio que debería ser el héroe nacional por excelencia, de la misma manera que Astérix lo es en Francia.
Y en esta comparación vale la pena señalar un hecho: René Goscinny, uno de los creadores del héroe galo, vivió en Argentina entre 1928 y 1946, asimilando mucho de lo que gustaba a los lectores de estas latitudes, hasta que en 1959, ya en Francia, junto a Albert Uderzo, “da un giro particular a la historieta histórica francesa”, al decir de Claude Moliterni.
¿Cuál es ese giro particular?; seguramente el que nos ha llevado a identificar a Astérix con Patoruzú. Ambos reflejan bondad en su rostro; ambos lucen un físico ostensiblemente menor que el de sus ocasionales adversarios; ambos tienen la imagen del antihéroe, y si se quiere, un poco ridícula; ambos propinan trompadas que sacan al adversario del cuadro de la historieta; ambos son irreductibles en la preservación de sus hábitos ancestrales aunque deban moverse en otro ámbito; ambos debutaron en un medio periódico (uno en diario, otro en revista antológica) y su auge propició la edición propia; ambos llegaron al cine a través de dibujos animados…
A primera vista, esta aseveración parece en parte, fácilmente rebatible asociando la poción mágica que proporciona fuerza física a Astérix, con la espinaca que brinda análogos resultados a Popeye; pero aún este aspecto, profundizándolo un poco, nos lleva más a comparar al venerable druida que prepara la poción, con el curandero de la tribu encargado de devolver a Patoruzú su vitalidad circunstancialmente perdida. Y si nos remontamos a una vieja historieta de 1937 hallamos otro antecedente significativo: el del tesoro de Patoruzek 1º, consistente en un gigantesco hueso de Buey Apis, con cuyo caldo alimentaron los antecesores de Patoruzú, siendo ese el secreto de la fuerza física de su raza.
Vayamos ahora a los cuestionamientos: Patoruzú ha sido cuestionado por Oscar Steimberg, quien adujo que el personaje “tiene virtudes gauchas pero es un indio, y los indios y los gauchos nunca fueron nada parecido a una unidad social”; pero esa crítica parece no tener en cuenta que –como publicaba la revista “PBT” en 1916 a propósito de los patagones– “los que quedan sin perfiles étnicos propios, son los restos de una raza arruinada y que por lo mismo de verse arruinada se ha atado al yugo de costumbres nuevas”, agregándose que “el patagón famoso abandonó el arco, la expedición combativa, la vida nómade voluntaria y no obligada. Y ahora se lo ve manso, dócil, francamente bueno”.
Tampoco le perdonó Steimberg a Patoruzú su aparente dualidad de “gran terrateniente” y “cacique indio del sur”; sin embargo, ello puede ser al menos objeto de polémica, a partir de la presunción de búsqueda de un símbolo reivindicatorio, como podría surgir de la lectura del siguiente párrafo perteneciente a la primera carta de Patoruzú al cacique Panza de Agua publicada en el primer número de la revista “Patoruzú” que apareció en noviembre de 1936: “Aquí me tenís con unas ganas bárbaras ’e darme una güeltecita por la toldería, pero ¡qu’ he di hacerle si me gusta más Güenos Aires que un ponchito ’e vicuña en tiempo d’helada! He corrido más en estos años que tuitos los que pasé en ese pago que di repente mi atora ’e recuerdos y me hace yorar como gurí sin teta. ¡Cha! ¡Las que tiene que pasar uno! ¡Y las veces que gritaría a tuito pulmón que nosotros somos los verdaderos dueños ’el país!…”
También merece un detenido análisis la relación de Patoruzú con las mujeres, ya que entre las críticas hechas por algunos analistas y semiólogos, no es la menos importante la de haberle endilgado falta de interés por las mismas, juicio que requiere un análisis más exhaustivo del personaje, ya que puede cuestionarse su manera de abordar al otro sexo, pero no poner en tela de juicio su interés en el mismo. Pero de este y otros aspectos puntuales, hablaremos a partir de la próxima entrega de este espacio brindado al gran personaje de Quinterno. (Siulnas)
Lecturas relacionadas:
."Goscinny, Quinterno, Patoruzú y Oumpah Pah"
(Miguel Dao, click aquí)
. "René Goscinny era tan argentino como Gardel a los 20 años"
(César Da Col, click aquí).
."Patoruzú Web"
(Sergio Maganás, click aquí)
."Homenaje Argentino a Asterix 2007"
(Alianza Francesa La Plata / Banda Dibujada, click aquí).
2 comentarios:
Hola Siulnas, mis felicitaciones por el nuevo blog!
Muy interesante los temas y lo visito con gran frecuencia. El de Patoruzú espectacular!
Odio las estupideces que escribió Steimberg y hoy repiten muchos de los “intelectuales” de la historieta. No hay sentido.
Un juerte abrazo tehuelche desde www.patoruzu-web.com.ar
Celebro el surgimiento de una nueva generación patoruzista. Las que precedieron a la tuya y sucedieron a la de los que pasamos a ser veteranos, denostaron a nuestros ídolos de tinta china, mucho más por snobismo que por profundización del análisis de los personajes. El steimbergismo popularizado por su impulsor más por cuestiones personales que por convicción de investigador, tuvo su coro de comentaristas e improvisados historiadores de la historieta que lograron desvalorizar tanto la imagen de Patoruzú, que mientras se ignoraba olímpicamente las bodas de oro de este personaje, se festejaba con bombos y platillos las bodas de plata de un hèroe galo, como si fuera mucho más representativo de nuestra identidad nacional.
Y digo esto no sólo por tu comentario, que agradezco, sino porque yo también he visitado tu blog y pude conocer plenamente tu posición al respecto. Los 80 años de Patoruzú a celebrarse el próximo mes de octubre, será una buena ocasión para reivindicar a este personaje, e insistir en lo que hace más de dos dècadas, puntualicé desde diversos medios refutando argumentaciones de muy poca consistencia para quienes conocemos el personaje desde siempre.
Te retribuyo el "juerte abrazo tehuelche"
Siulnas
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